En una escena de la fabulosa «El Club de los Poetas Muertos», el profesor Keating (Robin Williams) lleva a sus alumnos a una sala en la que se muestran fotografías de viejas promociones de alumnos de aquel elitista colegio.
«Ellos no son muy diferentes de vosotros. Los mismos cortes de pelo. Llenos de hormonas, como vosotros. Invencibles, tal y como vosotros os sentís. El mundo es su dominio. Creen que están destinados para hacer grandes cosas, como muchos de vosotros, los ojos ilusionados, como vosotros. ¿Acaso creéis que esperaron hasta que fuese demasiado tarde para hacer de sus vidas aquello de lo que eran capaces? Porque, como pueden ver caballeros, estos chicos ahora fertilizan narcisos. Pero si podéis acercaros lo suficientemente cerca, podréis escuchar cómo susurran sus legados a vuestros oídos. Escuchad, ¿podéis hacerlo? Carpe… ¿Lo escucháis? Carpe… Carpe Diem. Tomad los días y bebedlos. Haced de vuestras vidas algo extraordinario»
El mundo está repleto de juguetes rotos y el mundo del cine sobresale por derecho propio en el páramo sembrado de sueños a medio cumplir.
Macaulay Culkin
Génesis
De niño era tan mono que todo el mundo deseaba tener un hijo como él, pasando por alto la maldad que insinuaba su mirada turbia y que tan sólo fue explotada por el cine en una ocasión («El Buen Hijo»). Su leyenda se inició con «Solos con nuestro tío» y se apuntaló con las dos partes de «Solo en Casa» protagonizadas por él. Su gesto, llevandose las manos a las mejillas con los ojos muy grandes, se convirtió en un icono de la época.
Desparrame
Su amistad con ese niño grande llamado Michael Jackson le trajo más problemas que satisfacciones. Extraña relación, aquella, de la que Mac nunca ha querido hablar. Si bien sus problemas nacen gracias a un padre avaricioso que encontró en su vástago la solución a sus problemas financieros. Resuelto a su favor (vía tribunales) el litigio contra sus padres, su debacle continuó al alargarse su rostro, cambiarle la voz y aparecer algo parecido a un bigote sobre sus labios. Desde 1993 hasta 2004 no rodó una sóla película, pero no faltaron las fiestas salvajes en su apartamento de Nueva York en las que era capaz de gastar ingentes sumas de dinero contratando strippers y poniéndose hasta las cejas de toda droga conocida. Varias multas y advertencias de la policía después, finalmente fue fichado en Oklahoma por posesión de marihuana.
¿Y ahora?
Casado con la actriz Rachel Miner antes de cumplir los veinte años (deprisa, deprisa), su divorció, poco después, no sorprendió a nadie. Se convirtió entonces en un rostro popular dentro del cine indie más pasado de tuerca. Ahora sobrevive gracias a series de televisión y al apoyo incondicional de su novia (Mila Kunis), quien, según él mismo ha confesado, le ha convertido en un hombre. ¿Quién sabe? Puede que algún día también en padre, para hacer realidad la profecía de Alex de la Iglesia en su «Plutón Verbenero»: Macauley Culkin Jr. – Presidente de la Tierra.
Lindsay Lohan
Génesis
Ella y sus pecas, debutaron en el cine con el notable remake «Tú a Londres y yo a California», atreviéndose a emular a la mismísma (y hoy día olvidada) Hayley Mills. Salió tan bien parada de aquello que las películas que le siguieron la encumbraron rápidamente como reina del universo teen. Ya adolescente, convertida en la niña pija que Terry Gilliam quisiera tener en sus rodajes, comenzó a labrarse una terrible fama de caprichosa adquirida posiblemente durante su breve amistad con la reina de la nada, Paris Hilton.
Desparrame
No hay una sóla fiesta recordable del nuevo siglo que no cuente con su presencia. No se pierde una, aunque luego deba inyectarse suero en vena para combatir el agotamiento. Sus coqueteos con el alcohol son legendarios hasta el punto de que una conocida marca de vodka quiso añadir una referencia a ella en uno de sus crípticos anuncios de prensa. Al final no ocurrió, pero su aura de chica difícil continuó creciendo. Los ejecutivos de Morgan Creek (productora de su película «Georgia Rule»), la calificaron de irresponsable. Incluso el habitualmente mesurado William H. Macy, perdió su compostura al definirla tras trabajar junto a ella: «Es una gran actriz, pero una persona insoportable. Me dieron ganas de patearle el culo»
¿Y ahora?
Tras trabajar en la película póstuma de Robert Altman, su carrera se haya en un compás de espera que combina proyectos ambiciosos (y fallidos) con presuntos hits destinados a consumarla como estrella. Sin embargo, no deja de ser inquietante que su mayor éxito de los últimos años fuesen sus fotos emulando la desnudez de Marilyn Monroe para la revista New York Magazine.
Edward Furlong
Génesis
Su llegada al mundo de las bambalinas no pudo ser más arrebatador: «Terminator 2: El Juicio Final» de James Cameron. Convertido en un John Connor adolescente, se comió al resto del reparto gracias a un talento y a un carisma pocas veces detectado en un debut anterior. A la película de Cameron le siguieron prometedoras cintas con fondo social («American Heart», «American History X»), almibaradas evocaciones nostálgicas («Now and Then») y alguna incursión en el cine independiente más comercial («Pecker»).
Desparrame
Un carácter extraordinariamente introvertido y rebelde no tardó en alejarle de las grandes producciones primero y de las demás poco después. Por entonces mantenía una apasionada relación con su agente, Jacqueline Louise Domac, varios años mayor que él. Su breve noviazgo con Paris Hilton le sumergió en el infierno de las drogas, el alcohol y los celos incontrolados y justificados, pues la megapija corneó al joven John Connor en varias ocasiones. Una de ellas, con Jared Leto, acabó con Furlong en el hospital debido a una sobredosis. Su caída no se detuvo entonces: Fue detenido por conducir ebrio y sin licencia e incluso asaltó un lujoso restaurante angelino para liberar a las langostas vivas que se exponen ante los clientes.
¿Y ahora?
La multitud de puertas cerradas que encontró en su país terminó por decidirle a dar el salto a Europa. La espantosa experiencia artística le convenció de que tal vez sería mejor sobrevivir rodando series zeta y esperar que el viento sople a su favor. De momento la jugada no le ha salido mal, al menos en lo personal. Se casó con la actriz Rachael Bella en 2006, alcanzado una serenidad impensable años atrás.
Brad Renfro
Génesis
Fue descubierto como inocente testigo en «El Cliente», flojo blockbuster en el que brilló con luz propia pese a ser secundado por Susan Sarandon y Tommy Lee Jones. Su carrera continuó firme, pese a lo blandorro de su filmografía: «Sleepers», «The Cure», «Tom y Huck». En 1998 se redimió con «Verano de Corrupción», excelente película que le enfrentó a un ex-oficial nazi encarnado por Ian McKellen. «Ghost World» fue su última cinta reseñable, pese a que no dejó de rodar compaginandolo con sus estancias entre rejas y sus frecuentes colocones. La cuenta atrás hacía tiempo que se había iniciado.
Desparrame
Se cuenta que fue su carácter excepcionalmente sensible el que le hizo precipitarse al vacío. En 1998 fue detenido en Knoxville con marihuna y cocaina en sus calcetines. Etílicas juergas más tarde que solían acabar con sus huesos en bancos de parques, Renfro y un amigo fueron detenidos acusados de intentar robar un yate del que olvidaron soltar las amarras. En diciembre de 2005 fue nuevamente detenido tras intentar comprar cocaina a un policía de paisano. Finalmente, el 15 de enero de 2008 su cuerpo fue hallado sin vida en su casa de Los Angeles víctima de una sobredosis de heroína.
¿Y ahora?
Desgraciadamente, en su caso no queda tela que cortar.
Tatum O’Neal
Es la actriz más joven que ha recibido un Oscar (tenía 10 años cuando lo logró por «Luna de Papel»). Seguramente también sea la actriz que más rápidamente sufrió el olvido. Tres años más tarde de su fulgurante debut, trató (sin éxito) de repetir la jugada en «Nickelodeon», de nuevo junto a su padre Ryan y dirigida por Bogdanovich. Convertida en adolescente no demasiado atractiva pero resultona, protagonizó la estimable «Los Picarones». Después se casó con el tenista John McEnroe y todo fue otra historia…
Desparrame
Al margen de la célebre anécdota sobre su fallida noche de amor con Michael Jackson y de su tormentoso matrimonio con McEnroe, hasta 2004, año en que se publica su autobiografía («A Paper Life»), no se supo que su padre la inició en el mundo de las drogas siendo casi niña y que llegó a invitarla (sin incesto de por medio) a algunas de sus memorables orgias. Su venganza consistió en despotricar contra su padre y sus novias (Farrah Fawcett entre ellas) y en definir a su ex-marido como el mayor imbécil que conoció la humanidad.
¿Y ahora?
A veces se dejar ver en alguna película de «culto» («Basquiat»), aunque es la televisión la que le da de comer mientras prepara una segunda venganza escrita. !!Que tiemble papi¡¡
Haley Joel Osment
Génesis
El niño que veía muertos en «El Sexto Sentido». El encantador niño que sirvió de inspiración a un cínico Kevin Spacey en «Cadena de Favores». El niño robot que lloraba en «A.I.»… ahora convertido en un tipo con cara de ceporro. ¡Qué mala es la pubertad!
Desparrame
Los espejos fueron los responsables de que agarrara una botella por primera vez. Los serios problemas para encontrar trabajo terminaron con su coche estampado contra un buzón de correos del que emergió el actor con una costilla rota y en evidente estado de embriaguez.
¿Y ahora?
En plena fase final de rehabilitación, Osment sobrevive rodando comedietas para teenagers y prestando su voz a multitud de videojuegos. Sigue esperando que cambie su suerte con más ánimo ahora que ha cubierto todos los espejos de su casa…
Ricky Schroder
Génesis
Franco Zeffirelli, quien lo dirigió en «Campeón», dijo que era imposible no quererle. Después rodó un aceptable remake de «El Pequeño Lord» y comenzó un declive imparable auspiciado por su incipiente barba.
Desparrame
En realidad, siempre fue un niño precoz. Se cuenta que William Holden (gran alcohólico) alucinaba al ver cómo un niñato de diez años era capaz de beber tanto o más que él. Según las ofertas iban escaseando, Schroder se recluía más en las barras de bar. Para colmo, su carácter violento le granjeó una sólida fama de tipo difícil. Bastaba con mirarle fugazmente para que se liase a tortas con cualquiera que pasara por allí. Hubo una época en la que resultaba difícil no verle en comisaría con la cara magullada y apestando a alcohol.
¿Y ahora?
Tras muchos años vagando por el submundo de las películas baratas para la televisión, conoció a su esposa Andrea y encontró la paz. Sus apariciones en las prestigiosas «Policías de Nueva York» y «24» han devuelto la sonrisa a su rostro.
Drew Barrymore
Génesis
Debutar a los siete años en «E.T. El Extraterrestre» y conseguir quitar protagonismo al dichoso alienígena tiene un mérito mayor difícil de igual. Y así fue, su carrera comenzó entonces una fulgurante cuesta abajo que no se llenó hasta que publicó su autobiografía («Little Girl Lost») con tan sólo 15 años. Una catarsis.
Desparrame
A los diez años ya cerraba los bares de Los Angeles, capaz de aguantar en la barra más que Robin Williams. Había experimentado con todo tipo de sustancias químicas y su experiencia sexual hacía palidecer a la de las chicas de Madame Heidi.
¿Y ahora?
Muy inteligente, supo reconvertirse como actriz y más tarde como productora. No tuvo reparos en mostrar su esplendoroso cuerpo desnudo en Play Boy ni en asegurar que se había reducido el tamaño de sus senos. Tras pasar por fugaz relevo de Meg Ryan como reina de las comedias románticas más babosas del reino, parece haber encaminado sus pasos con tino en proyectos a priori descabellados («Los Ángeles de Charlie»). Y si profesionalmente ha conseguido equilibrarse, su vida privada sigue siendo un desfase. Juergas etílicas, bodas de un par de días, romances lésbicos, novia de Tom Green (esto sí que es fuerte)… ¡Que no pare la fiesta!
Los Coreys
Génesis
Si bien la carrera de Corey Feldman está más engalanada que la de su compadre Corey Haim, no es menos cierto que han coincidido en multitud de títulos. Feldman asomó su físico difícil en «Gremlins», «Los Goonies», «Cuenta Conmigo» o «Jóvenes Ocultos», mientras Haim lo hacía en las menos glamurosas «Admiradora Secreta» o «Papá Cadillac».
Desparrame
Sus fiestas sin fin son legendarias. Desde las gincanas escatológicas por las discotecas de moda hasta las fiestas de mamadas siguiendo el orden alfabético de las chicas. Haim se lleva la palma, en cualquier caso. Los médicos que han examinado su historial no dan crédito a que un politoxicómano como él siga con vida. No son ya los litros y litros de cerveza que consumía en pleno rodaje, sino las 85 tabletas de valium diarias que llegó a consumir según confesión propia. Por no hablar de sus tonteos con la cocaina y el crack, o sus camisas siempre llenas de sangre caracteristicas de la época en la que agujereaba sus brazos con heroína.
¿Y ahora?
Hace tiempo que Feldman estabilizó su vida gracias al amor y a la paternidad. De hecho, las quince curas de desintoxicación a las que se sometió Haim no tuvieron tanto efecto como ver a su colega feliz sin recurrir al polvo blanco. Ambos sobreviven rodando películas destinadas al mercado del vídeo y casposas producciones de escaso calado. No está mal para dos tipos que todos apostaban morirían en los noventa.
Bobby Driscoll
Génesis
Probablemente sea el niño prodigio que más dinero generó para su estudio. Sus películas, primero para la Metro y después para la Disney, fueron éxitos taquilleros hasta en tres ocasiones. «Canción del Sur», por ejemplo, fue estrenada en 1946 y reestrenada en 1956 y 1972, consiguiendo en las últimas fechas mayores recaudaciones que la ya formidable del estreno. Probablemente su mejor película sea «La Ventana», estimable thriller policiaco que ahonda en el terror que inspiran los adultos en los niños.
Desparrame
Cuando la cara se le llenó de granos y alcanzó la adolescencia, Driscoll dejó de ser un niño encantador para convertirse en un ser arisco y contestatario. Los papeles empezaron a escasear entonces y Bobby contestó a la adversidad a su manera: a golpes. Se casó a los 19 años con Marilyn Brush, quien le abandonaría años más tarde alegando que no era el mismo hombre con el que se había casado. No lo era, desde luego. En 1959 fue arrestado por presentar marcas de pinchazos en sus brazos y encontrarle una «importante provisión de narcóticos» (heroína). Al año siguiente, completamente ido, fue de nuevo arrestado bajo la acusación de agresión con arma mortal. Al parecer golpeó a un tipo con una pistola en lo que él definió como «se lanzó varias veces contra mi arma». En 1961 fue arrestado por atracar una clínica de animales, por falsificar un cheque y por varios delitos relacionados con las drogas. Poco antes de ingresar en la cárcel de Chino, declaró: «Lo tenía todo… ganaba 50.000 dólares al año, me daban trabajo y buenos papeles. Entonces empecé a emplear todo mi tiempo libre en pincharme. Tenía 17 años.» Al salir de la cárcel era un despojo humano. Solo, sin nadie que le echase una mano, se abandonó viajando de un lado a otro hasta que en 1968 su cuerpo sin vida fue encontrado por dos niños que jugaban en un piso abandonado.
¿Y ahora?
Ahora nada.
Y fin.