Para June
Algún día alguien reposará su cabeza sobre tu pecho, te susurrará canciones al oído, no entenderá por qué huyes, te jurará un amor eterno que después olvidará, trazará tu nombre sobre el vaho de las ventanas, olerá tu vientre como quien inhala el secreto de todas las cosas, contará las horas que os separan, sentirá celos de tus zapatos porque te alejarán del lugar en el que fuisteis felices, te hará llorar y reír, creerá que te conoce, utilizará diminutivos para referirse a ti ignorante de lo grande que es tu corazón, escribirá poemas cursis en tu espalda que despues se borrarán con vuestro sudor y te dedicará «Muchacha ojos de papel» con la intensidad del que entrega el más valioso de los presentes. Así será, porque así debe ser. Y no sé si estaré allí para sonreirte cuando nadie más nos mire o para abrazarte cuando sientas que el mundo debería detenerse. En realidad ni siquiera importa, porque sé que me llevarás siempre incrustado en algún lugar de tu memoria. Porque he tenido la asombrosa fortuna de tenerte entre mis manos mientras por la ventana subía el sol, como cantó el flaco Spinetta hace ya casi cincuenta años.