Cumpleaños, el día esperado con más ansiedad durante la infancia, e incluso durante la adolescencia, se convierte con el paso del tiempo en una pieza más de lastre que arrastrar. Hay quienes deciden dejar de cumplir años llegados a una determinada cantidad de años. Otros afirman que las mujeres se sienten más afectadas que los hombres cuando deben sumar una cifra a la que ya cargan. Por supuesto no es cierto, y la famosa crisis de los cuarenta (que afecta a los hombres de modo abrumador), días en los que se cambia de coche, de mujer y de vida para demostrarse a uno mismo que aún se es joven, es prueba suficiente de ello. Por experiencia sé que los años no te hacen sabio. Muy al contrario, convierten al individuo en un idiota que oye el tronar de los cañones sin ser consciente de que las balas llueven alrededor de sus pies.
Un año más que Dios sabe qué me deparará. Y como siempre, en el tono canallesco que caracteriza esta sección, abusaré del mundo del cine, megáfono hábilmente utilizado para subrayar toda debilidad, fobia y gloria humana, y así elucubrar sobre aquello que está por llegar. Sí, después de mucho tiempo un qué será, será más. Qué se le va a hacer…
LA GATA SOBRE EL TEJADO DE ZINC (Richard Brooks, 1958)
Big Daddy Pollit (Burl Ives) cumplía tropecientos años y para celebrarlo se reunió su arribista familia en busca de su porción de pastel ante la previsible próxima muerte del patriarca sureño. Su alienada esposa, un hijo gilipuertas y castrado, padre de una recua de hijos cuellicortos e insoportables, y otro hijo alcohólico y gay, al que la censura convirtió en alcohólico e impotente, formaban el ala sanguínea de su familia. Junto a ellos sus esposas. Una especie de mujer gallinácea del brazo del mayor y una imponente al tiempo que ambiciosa (Elizabeth Taylor) incapaz de despertar la libido del menor. Melodramón apto para ser visionado en verano (por adaptarse a las circunstancias y mitigar el sudor) que sólo pudo ser escrito por Tennessee Williams.
Posibilidad de que ocurra: Pocas. Ni soy alcohólico, ni estoy casado, ni soy gay, ni la censura ni él paso de los días me ha convertido aún en impotente. Pero al tiempo…
THE BIRTHDAY PARTY (William Friedkin, 1968)
Dos tarados irrumpen en la casa de Stanley el día de su cumpleaños y comienzan a trazar juegos mentales absurdos que terminan con la paciencia del anfitrión y más tarde con su libertad. Desconocida e interesante película de Friedkin filmada cuando se creía el rey del mambo.
Posibilidad de que ocurra: Nula. Si dos tarados se atreven a visitarme, pueden apostar a que seran ellos los que acabarán en un frenopático.
MAMÁ CUMPLE CIEN AÑOS (Carlos Saura, 1979)
Con motivo del centenario de la matriarca de una decadente familia burguesa, una amplia gama de toda la miseria humana se reúne en el caserón familiar. Los puñales (metafóricos) no tardarán en aparecer. Todo muy Saura, osease, bergmaniano pero con menos alma, menos pelo y más patillas.
Posibilidad de que ocurra: Ninguna. Ando lejos, lejísimos de los 100 años. De hecho, con seguridad no llegaré a cumplir tal cifra (ni ganas). Por otra parte, mi deliciosa familia (sanguínea y política) prefiere los dardos con punta de goma, que hacen menos daño y provocan carcajadas en lugar de cicatrices.
THE GAME (David Fincher, 1997)
¿Qué se le regala a un hombre que lo tiene todo? Con tan rimbombante frase se promocionó la arrítmica historia de un cumpleañero (Michael Douglas) que recibe el regalo de su vida de manos de su hijoputesco hermano (Sean Penn). Persecuciones de mafiosos uzi en mano, saltos al vacío desde rascacielos, inesperada caída en la pobreza absoluta… con lo fácil que habría sido presentarse en su casa con una caja de bombones. El protagonista se habría ahorrado dos horas de angustia y nosotros cinco eurazos y 120 minutos de nuestra vida que ya no regresarán.
Posibilidad de que ocurra: Muy pocas. ¡¡Quién ose a regalarme algo semejante será borrado de inmediato de mi Facebook!!
CELEBRACIÓN (Thomas Vinterberg y Mogens Rukov)
Una nueva reunión familiar para agasajar al patriarca de la familia (habitualmente burguesa y convenientemente decadente) que terminará en tragedia. En esta ocasión, los abusos sexuales sufridos por los tres hijos del anciano salen a la luz en la ocasión menos propicia (que jode más). Sobresaliente película rodada bajo los auspicios del movimiento Dogma que continúa erizando la piel.
Posibilidad de que ocurra: Ninguna. No tengo esqueletos en el armario. En cambio tengo un pasado soporífero que como comience a largar vaciaría a golpe de bostezo la fiesta sorpresa que sé no recibiré.
EL CUMPLEAÑOS DE LAILA (Rashid Masharawi, 2008)
Un ex-funcionario palestino forzado a trabajar como taxista trata de cumplir con la promesa que hizo a su pequeña hija Laila: volver a casa temprano armado con una tarta y un regalo para celebrar su cumpleaños. Fácil en teoría. Lo que no sabe es que la teoría del absurdo reina en los territorios palestinos ocupados por Israel, y que en aquellas tierra dos más dos jamás suman cuatro. Voluntariosa, interesante y conciliadora película palestina. También más inofensiva e inocente que una pistola de jabón. Le falta en resultados lo que le sobra en intenciones.
Posibilidad de que ocurra: Espero que no demasiadas. Sólo espero a una invitada el día de mi cumpleaños. Si no se presenta ni ella estaré jodido, ¡glups!
DIECISÉIS VELAS (John Hughes, 1984)
Para un adolescente yankee el día de su dieciséis cumpleaños supone un paso sin retorno hacia la madurez. Y todo ello porque al fin pueden ponerse al volante de un automóvil, algo poco menos que el bautismo en la cultura gringa. Samantha (Molly Ringwald), la cumpleañera, asistía anonadada a los acontecimientos que sucedían a su alrededor los días previos a la fecha mágica. Sus padres ofrecían todas sus atenciones a un tronado estudiante de intercambio japonés y a la inminente boda de la hermana mayor de Samantha. Por otra parte, se había enamorado por primera vez… pero para el chico de sus sueños ella ni siquiera existía. Unos abuelos atípicos y un grupo de amigos con las hormonas en ebullición cerraban el círculo de la desazón de Sam. Todo parecía perdido, pero… Hermosa recreación del fin de la inocencia de ese maestro de la vida en los suburbios que fue John Hughes.
Posibilidad de que ocurra: No desdeñable. Tiendo a ocultarme en tan «señalado día» y tampoco me buscan demasiado, pero…
CUMPLEAÑOS MORTAL (Jack Lee Thompson, 1981)
Tratar de reparar una adolescencia desgraciada regresando al lugar en el que la perfidia se cimentó no es una buena idea. Pero es que entre lagos solitarios en donde bañarse en pelotas, discotecas abandonadas, institutos cerrados durante el estío y parques de atracciones de saldo los adolescentes que pueblan las películas de terror nunca aprenderán. Terror palomitero que merece un vistazo. Y si puede ser que sea en un autocine.
Posibilidad de que ocurra: Escasas. Suelo regresar estos días a los lugares en los que fui infeliz, lo que amenaza con desmoronarme. Pero este año no pienso hacerlo, hala…
OSCURA SEDUCCIÓN (Jez y Tom Butterworth)
John (Ben Chaplin) es un tipo solitario angustiado por encontrar un resquicio de felicidad en su vida que no termina de aparecer, de modo que un día se le ocurrió «encargar» una novia rusa por Internet en espera de mitigar su soledad. Ella llegó el día de su cumpleaños, y él se enamoró perdidamente (normal que era Nicole Kidman). Lo que vino después estaba fuera de guión, pero al menos fue feliz durante un destello de su monótona vida. Tostoncillo británico que aburre más que las sesiones nocturnas de backgamon en solitario de su protagonista.
Posibilidad de que ocurra: Descartada. Nunca consideré a las personas mercancías. Además, si la Kidman se presenta en mi puerta sin más me olería a chamusquina, que uno es desconfiado…
FELIZ CUMPLEAÑOS, AMOR MÍO (Michael Pressman, 1996)
Un joven viudo, frecuentado por la visión de su desaparecida esposa, parece incapaz de superar su pérdida y de aceptar que la vida sigue. De repente, y porque semejante bodrio digno de una sesión de tarde de Antena 3 así lo exige, verá la luz a pesar de las montañas de azúcar que le rodean, para rehacer su vida y aprender a dejar marchar a los que ya no están. Como dice el refrán: «en peores plazas hemos toreao», pero esta cuesta es muy, muy escarpada.
Posibilidad de que ocurra: Pobres. Yo, si algún día dejo de estar enamorado, entonaría a pleno pulmón el never fall in lo again que escribió Burt Bucharach. Qué puedo decir, nací así…
Nada, ninguna posibilidad se ajusta a mis circunstancias. Otro año igual, en fin…