Completamente desgarrada por la zona intermedia entre las rodillas y los pies, la colcha que oculta mi edredón feo podría aparecer en cualquier rodaje de Terry Gilliam sin desentonar. La tiré ayer, después de comprar las sábanas más baratas que pude encontrar. Me dolió hacerlo, aquel trozo de tela azul arropó su cuerpo. De entre la media docena de camas que compartimos, le tengo especial cariño a la caja de cerillas cuyas estrecheces nos obligaba a probar mil posiciones distintas para encajar sin temor a caernos. A veces un brazo se quedaba atrás o una pierna no encontraba acomodo y entonces brotaba su risa limpia. Y así era hasta que al fin, y como dos esculturas etruscas, conseguía situar su rostro frente al mío. Antes de abandonarlas en la basura, rasgué una pequeña tira y la guardé en una caja de recuerdos. Los recuerdos son una putada, pero al menos nadie te los puede quitar.
Archivos Mensuales: enero 2009
Famosos y Porno…
Posteo escrito por mí y editado por el Sr. Yume (el mérito del trabajo gráfico es todo suyo) para ser publicado en su blog «Tierras de Cinefagia» hace muchos meses…
Desde que Stanley Kubrick considerara, allá por los sesenta, la posiblidad de filmar una película pornográfica protagonizada por estrellas de Hollywood, la fantasía de ver a rostros famosos en pleno acto sexual ha acompañado los pensamientos más morbosos de cualquier hijo de vecino. Dejando al margen los múltiples vídeos caseros de famosetes de todo pelaje que circulan por la red, no deja de ser sorprendente la considerable cantidad de rostros más o menos conocidos que han probado suerte en la industria azul. Ya fuera un pecado de juventud perpetrado para pagar el alquiler, un recurso desesperado por conseguir llamar la atención perdida, o el último escalón en la caída a los infiernos de una antigua estrella televisiva, lo cierto es que se cuentan por docenas los casos de famosos que han mostrado al mundo la flor de su secreto. Éstas son algunas de sus historias…
Pocos son los que no han echado un vistazo al vídeo casero que Pam Anderson y Tommy Lee filmaron durante su luna de miel. Fue un vídeo robado, como robados fueron otros que llegaron más tarde. Sin embargo, en el universo de los vídeos caseros, como en el del documental, también existen los vídeos falsamente robados, osease, aquellos filmados y comercializados con el consentimiento del interesado a cambio de una ración de dólares.
Entre ellos se encuentra el filmado por Dustin Diamond (sí, el lamentable Screech Powers de «Salvados por la Campana”), quien, forzado por una penosa situación económica que amenazaba con embargar su casa, decidió contratar a un par de prostitutas y filmar un casposo vídeo casero titulado con un oportuno “Saved by the Smell”, que sirviese para aliviar su desecada cuenta corriente.
En la misma línea de actores infantiles caídos en desgracia cabría situar a Jaimee Foxworth. La que interpretara a la hija pequeña del matrimonio Winslow en la sitcom “Family Matters”, vio reducido su papel paulatinamente hasta desaparecer por completo 53 episodios más adelante. Lo que siguió fue una adolescencia marcada por la depresión, el alcoholismo y las drogas tras decidir un juez que todo el dinero obtenido durante su permanencia en la serie (alrededor de medio millón de dólares) podría ser utilizado por sus padres para esquivar la bancarrota familiar. No se supo más de ella hasta que en el año 2000 reapareció camuflada bajo el pseudónimo de Crave en una serie de películas pornográficas de línea étnica. Abandonaría la industria azul poco más tarde, con apenas nueve películas filmadas, tras reconciliarse con su madre públicamente en el programa de Ophra. Pero éso forma parte de otro tipo de pornografía.
De las motivaciones que llevaron a Scotty Schwartz a introducirse en el mundo azul, poco se sabe. Tras convertirse en un rostro popular en los ochenta al protagonizar la entrañable “Historias de Navidad” de Bob Clark y el vehículo a mayor gloria de Richard Pryor “Su Juguete Favorito”, Schwartz desapareció para emerger mediados los noventa como protagonista de la cinta triple X “Scotty’s X-rated Adventures”, vídeo en el que mostraba limitadas actitudes para el género pese a ser apadrinado en su alternativa hard por la gran estrella del momento, Juli Ashton. Pese al decepcionante debut, la industria no se olvidó de él, proporcionandole multitud de papeles sin contenido sexual a lo largo de los años siguientes, AVN Award (Oscar azul) incluído. En 1998, tras romper el agitado romance que mantenía desde hacía años con la pornstar Anastasia Blue, abandonó el Valle de San Fernando para no volver. Hoy día reniega de su pasado porno mientras trata de reinsertarse en el mainstream hollywoodiense. Otra estrella infantil reconvertida en estrella porno fue Holly Sampson. Tras aparecer en las series “Mis Dos Padres”, “Matlock” y en la película de culto adolescente “Pump up the Volume”, consiguió cierta celebridad al interpretar a la novia de verano de Kevin Arnold en “Aquellos Maravillosos Años”. Tiempo en blanco después, reapareció en películas de contenido adulto no pornográficas para terminar probando suerte en el universo porno de la mano de los estétas Nick Orleans y Nicholas Steele bajo el nombre de Nicolette. No convencida por su experiencia hardcore, reaparecería dos años más tarde convertida en una más de las sucesoras de Sylvia Kristel al hacerse con el papel de Emmanuelle en una serie de películas para televisión producidas por Play Boy TV.
Dentro de la leyenda sin corroborar el caso de Austin St. George brilla con luz propia. El que fuera primer Power Ranger Rojo desapareció de escena hace años. Entonces se comenzó a especular con una hipotética carrera dentro del porno que nadie ha podido confirmar ni desmentir. En concreto, son muchos los que aseguran que se trata de Brock, estrella del porno gay habitual tanto en películas como en sitios web de contenido homosexual. A falta de confirmación, mejor dejar el rumor en cuarentena.
Pero en ocasiones la fama llega después de los escarceos. Muy conocido es el caso de Sylvester Stallone, quien protagonizó el pornete “Italian Stallion” acuciado por la ausencia de oportunidades que le ofrecia el cine convencional. Susan Kiger, playmate de enero del año 1977, supo esconder a la escrupulosa revista editada por Hugh Hefner su participación en la película porno “Deadly Love”, lo que le permitió firmar una breve pero fructifera carrera posterior centrada en series Z de moderado contenido erótico.
El caso de la bellísima Kristine Debell fue distinto. Aceptó protagonizar la comedia porno “Alice in Wonderland” en un momento en el que el cine X conservaba parte del halo contracultural que le fue otorgado por no pocos intelectuales de la época. Impuso como condición no participar en escenas que incluyesen penetración, limitando su aportación sexual a lo oral. Fue su primer papel delante de una cámara y su última incursión dentro del género. Después, recondujo sin problemas su carrera hacia el mainstream. Participó en innumerables series televisivas, trabajó junto a Bill Murray en “Meatballs”, se convirtió en la más bella testigo de los mamporros de Jackie Chan al coprotagonizar “La Furia de Chicago” y se coló en cada hogar estadounidense al aparecer regularmente en un popular culebrón. No estuvo mal para alguien que comenzó su carrera practicándole una felación al conejo blanco que inventara Lewis Carroll en su día.
También procedente del porno, y con restricciones en materia sexual, llegaría Michelle Bauer a convertirse en una de las más populares Scream Queens de los 80 y 90. Antes de hacer competencia a la mismísma Linney Quigley y bajo el pseudónimo de Pia Snow, Michelle Bauer protagonizó dos clásicos intocables del género: “Bad Girls” y “Café Flesh”. Pero no fue la única Scream Queen con pasado azul. Monique Gabrielle (otra Emmanuelle para sumar al pack), Julie K. Smith, Lisa Comshaw y Stacy Moran, entre otras muchas, también formaron parte de la nómina de la productora Purrfect Productions, especializada en filmar a las reinas del grito en situaciones algo más comprometidas que sus habituales Tub Parties.
Algunos prefieren ocultar su identidad a la hora de filmar sexo explícito, caso de Kelly, la hija de Jerry Van Dyke. Insigne dead porn star (suicida), cuyo fugaz paso por el porno tuvo un trágico final. Otros utilizan la efímera fama para tratar de llenar sus bolsillos mientras los quince minutos duren. John Wayne Bobbit saltó se dio a conocer tras ser castrado por su esposa Lorena. Una vez reinsertado el miembro en su lugar original quiso demostrar al mundo que aquello seguía funcionando aceptablemente. De ahí nacieron las memorables: “Frankenpenis” y “John Wayne Bobbit Uncut”. Además de una carencia total de escrupulos, el porno siempre tuvo el don de la oportunidad. Y si no que se lo pregunten a Divine Brown, prostituta afroamericana que tras ser arrestada mientras le practicaba una felación a Hugh Grant, terminó ilustrando sus notable habilidad bucal en la delirante “Sunset & Devine: The British Experience”.
Haciendo honor al espíritu americano primigenio (“Dadme a los pobres y desheredados…”), el porno todo lo acoge. Fútbolistas profesionales expulsados de la liga (Dave Nelson), leyendas del boxeo patrio acabadas (Poli Díaz), actrices en el atardecer de sus carreras (Karin Schubert, Jacy Andrews), prostitutas caseras (Kathy Willets), playmates rebeldes (Teri Weigel). Nadie le es ajeno al porno. Al menos, nadie que sea susceptible de generarle algún beneficio económico.
Lo que mató a Errol Flynn…
«Así que el alcohol es lo que mató a Errol Flynn»…
Pues sí, el alcohol. Y a el tipo que lo dijo casi lo mata también al contarle aquella vez en la que Jack Warner (jefazo de la Warner Bros.) adosó dos «gorilas» al australiano con la misión imposible de conseguir refrenar su espíritu juerguista durante un rodaje. En un principio, los informes de los espías llegaban puntualmente cada día. Con el tiempo las entradas se fueron diluyendo, hasta que finalmente dejaron de llegar. El alarmado Warner decidió entonces enviar refuerzos que siguieron la misma suerte que sus antecesores. Finalmente el propio Warner visitó la villa en la que se alojaba Flynn y descubrió a sus esbirros completamente desnudos, alcoholizados y abandonados al sagrado vicio.
Con su risa fácil y franca (casi grosera) era cuestión de tiempo que pasara lo que pasó. Y para mi sorpresa, tras atragantarse y toser agriamente durante unos minutos, me pidió que le contase más historias.
Mi tono de voz no es muy alto precisamente, y para entonces el humo y la ginebra comenzaban a hacer estragos en ella. Me repetía con frecuencia un viejo profesor de ética al que aprecio enormemente:
«Tienes tanto potencial, y no sé cómo extraerlo»
Según decía, no se trata tanto de tener una voz cálida, peculiar o estruendosa como de apasionarse al contar una historia. Aseguraba que mi voz es indefinible: entre apagada, dulce y algo rota. No hace mucho tiempo me dijeron que era envolvente. ¿Y qué coño significa todo lo anterior? Ni idea. Sólo sé que casi mato involuntariamente a un tipo grandote que me pedía más historias y al que después conté que Bukowski escribió un cuento titulado «Esto es lo que mató a Dylan Thomas»…
Más enlazados…
Desde que enlacé a la sita Ice, a Mycroft, al Sr. Harris y al Sr. Horror hace tres años y medio, no han sido muchas las personas que se han sumado al costado de mi pantalla. Ya iba siendo hora de poner los enlaces al día.
Laura es una persona muy especial, aunque ella lo dude. Me dijo una vez que Moscú es un estado de ánimo que no un lugar y ya me ganó para siempre aunque sea muy improbable que llegue a conocerla personalmente. Su blog conjuga la música que le ha marcado con pequeños retales de su vida. Una delicia que se ha convertido en lugar de paso diario obligado para calmar el fuego de algunos días o para alargar aquellos que nunca deberían terminar. Fiel a Nacho Vegas ante todo y todos, mi cuestionable cultura musical se amplía cada vez que visito tu choza virtual.
Sevillano y residente en la calle Sierpes, «casi ná» que diría Alejandro Sanz con su acento gaditano de Moratalaz. Y como a mí no se me da tan bien como a él eso de impostar acentos, tan sólo añadiré que dvd es para la sensatez lo que el aceite de oliva para los huevos fritos. Y tiene mala leche (bien), requisito imprescindible para figurar en mi menguada nómina de enlaces. La segunda vez que anduve por su calle, en agosto, cuando la recorría lentamente poco antes de coger un tren que me alejaría de su ciudad, una señora mayor, muy mayor, me preguntó algo que no supe contestar. Me recriminó con un «Qué malaje»… Amo tu ciudad, dvd.
No me va mucho eso de los clubes privados, pero entiendo que Ulyanov haya optado por esa fórmula para proteger su pudor. Me siento honrado porque me haya permitido observar su interior plagado de personas cálidas que pintan de plata sus paredes con sus comentarios. Lugar intimista y cinéfilo y literario y mil cosas más, como todos los blogs, debería decir, supongo que son las personas las que marcan la diferencia y convierten lo gris en azul. Su casa virtual es confortable y sólo la falta de tiempo me impide relajarme leyendo cada día sus historias cotidianas cargadas a veces de melancolía y a veces de alegría.
Y es todo. No faltan razones para visitarles pero sé que muchas veces lo que falta es el tiempo. Y en este caso, en el de este blog, faltan incluso visitantes. Ojalá que esa circunstancia no sea un impedimento para pulsen sus nombres y un lugar mejor les acojá por unos minutos.
Y es que la comedia es una cosa muy seria…
Son tres las muy conocidas obsesiones recurrentes en el cine de Woody Allen: la muerte, el sexo y las mujeres. Todas ellas se comunican entre sí. Para Allen, sexo y mujeres son vasos comunicantes que hallan su tercer aspa en la comunión entre el sexo y la muerte. No en vano han sido muchos los poetas que calificaron al orgasmo como la pequeña muerte.
No se puede clasificar a una persona, mucho menos cuantificarla. Allen lo sabe, y pese a ello siempre muestra tres tipos reconocibles de mujer en sus películas…
Está la castradora (la ex-esposa académica de «Annie Hall», la ex-esposa lesbiana de «Manhattan», la omnipresente madre de su episodio de «Historias de Nueva York»). Mujer que atrapa, aplasta y humilla a los personajes de Allen, convirtiéndole en un ser impotente.
Está el espíritu libre (Annie Hall, Holly en «Hannah y sus hermanas», Linda en «Poderosa Afrodita»). Mujer que atrae, altera y fascina al hombre, consiguiendo que él se sienta insatisfecho con su vida tal como es y animándole a romper con cualquier convencionalismo.
Y está la tierna realista (Tracy en «Manhattan», Hannah en «Hannah y sus hermanas», Cecilia en «La Rosa Púrpura de El Cairo»). Metódicas, protectoras y generosas que ven las cosas con realismo y aun así desean rescatar al personaje de Allen para reintegrarle en el mundo de los cuerdos.
«Necesito estar rodeado de mujeres. Ellas tienen fuerza y constancia pero no por ello dejan de soñar»
Otra de sus caracteristicas es su forma de trabajar. Dijo Gene Wilder…
«Trabajar con Allen tiene que ser muy parecido a trabajar con Bergman. Todo es muy callado… La manera que tiene Woody de hacer películas es como si estuviese encendiendo diez mil cerillas para iluminar una ciudad»
Él mismo ha mostrado su frustración en muchas ocasiones. En los años setenta, dijo temer convertirse en esa clase de cineasta que dirige una película al año… Y así ocurrió. Se siente un incomprendido cuando no encuentra apoyo al proclamar que «La Rosa Púrpura de El Cairo» le parece lo mejor que ha rodado por encima de «Manhattan» o «Annie Hall». Que prefiere la vapuleada «Recuerdos» a la aclamada «Hannah y sus hermanas».
«Ninguna de mis películas han sido experiencias muy agradables»
Mostrar al público lo que bulle en tu interior nunca lo fue.
Icono superviviente…
El lunes pedí el día libre. Debía vacunarme (y ya van tres, quedan dos) contra la ¡¡¡RABIAAAA!!! (repito esta coña con demasiada frencuencia entre mis habituales, creo que debo empezar a colocarme espuma en la boca y así acojonar más) y debía recibir los resultados definitivos de las mil pruebas a las que me sometí en septiembre tras repetir algún análisis en noviembre.
«Seguimos sin saber qué te ocurrió, pero estás vivo de milagro, no sé si eres consciente de la suerte que tienes»… Qué bien, ya van tres milagros en un año y ninguno me ha reportado nada perdurable. Qué afortunado soy.
Y escuchando a la doctora abroncarme nuevamente recordé a los Coreys (Corey Haim y Corey Feldman). Iconos de mi adolescencia. El éxito les llegó pronto y no supieron asumirlo. Famosas son sus fiestas de mamadas. Colocaban a las groupies (docenas de groupies) en fila y las iban turnando frente a su sexo. Después llegaron los desmadres con las drogas. Se metían tanta coca que llegaron a vaciar cajas de valium para contrarrestar sus efectos. Tras años de desenfreno, a Haim la piel se le tornó grumosa y Feldman comenzó a ver cosas que no estaban allí. Los médicos dijeron que era un milagro que hubiesen sobrevivido a todo aquello.
Hoy día están olvidados pero vivos. Sobreviven filmando prescindibles series de televisión en espera de que el milagro que tocó a Mickey Rourke les llegue a ellos. Siempre en espera del milagro.
Haunque…
El día en el que la vi por primera vez estaba nervioso y muy cansado. Llevaba muchas noches durmiendo una o dos horas como mucho, en sillas y en sofás. Me había acostumbrado a desvelarme cuando sentía su primer movimiento no asociado al sueño. Horas antes de que me llamase diciéndome que al llover se había refugiado en un garage frente a un edificio muy bonito, fotografié este cartel…
Mi hermano me acompañaba cuando hice la foto.
«Es increíble, han escrito bien cuenta», me dijo.
Luego se lo mostré a ella y reímos un buen rato. Se acabó, hace meses, pero nunca se me dio bien eso de pasar página. Si quiero a alguien lo querré siempre, no importa que yo no signifique demasiado para ella. Siempre estaré cuando me necesite.
Las circunstancias (terribles circunstancias) hicieron que aquella historia se intensificase de modo superlativo. Y aunque haunque no vuelva a saber más de ella, aunque no entienda su silencio, cosa que me duele una barbaridad, confío en que será feliz. Merece ser feliz. Creo que no he conocido a nadie que lo merezca más que ella.
Hasta siempre, chica mágica.
Odiosa…
Me dijeron el sábado…
Es discreta, humilde, inteligente, simpática, buena actriz, ha trabajado con Tarantino y Kevin Smith la erigió su propio templo. Y encima está buena. Qué tía más odiosa…
El amor y el western. La metáfora como arma…
Se hizo una lista, hace bastantes años, de las mejores historias de amor enmarcadas en el aspero género del western. Un territorio tan hostil para la exhibición de cualquier tipo de sentimiento explicito requirió siempre de una sutileza extrema a la hora de mostrar tan delicado tema.
Éstos fueron algunos de los momentos que formaron parte de aquella lista: Las miradas fugaces cruzadas por Alan Ladd y Jean Arthur en “Shane”, la melancolia gestual de Vera Miles al doblar la capa de John Wayne en “Centauros del Desierto”, el modo en que James Stewart roza las manos de Vera Miles en “El Hombre que Mató a Liberty Valance” mientras la enseña a leer. Pero seguramente la sutileza alcanzó su grado máximo en la reciente “Sin Perdón”…
“Era una joven atractiva y no sin oportunidades matrimoniales. Por consiguiente a su madre le partía el corazón que se casara con William Munny, un conocido ladrón y asesino, un hombre de cáracter notoriamente inmoral y violento. Cuándo ella murió no fue a manos de él, como había esperado su madre, sino de la viruela. Eso ocurría en 1878″
Clint Eastwood echó mano de la elipsis narrativa para mostrar una historia de amor que no se ve pero que está presente en cada instante de la cinta. La película se abre y se cierra con el recuerdo de Claudia Munny, esposa del poco recomendable ladrón y asesino William Munny. El epílogo final, acompañado de las suaves notas del “Claudia’s Theme”, dice así…
“Algunos años más tarde la señora Ansonia Feathers efectuó el arduo viaje al condado de Hodgemon para visitar el último lugar de descanso de su única hija. Hacía mucho tiempo que William Munny había desaparecido con sus hijos. Unos dicen que se fue a San Francisco, donde se rumoreaba que había prosperado comerciando con mercancías en general. Y en la lápida no había nada que explicara a la señora Feathers por qué su hija se había casado con un conocido ladrón y asesino, un hombre de carácter notoriamente inmoral y violento.”
Pues bien, la redención de Kevin Costner como director pasó por la ruptura del más sagrado dogma del western. Olviden la admirable contención narrativa de la que hace gala “Open Range”. Ignoren también (si pueden) el estruendoso tiroteo final, claramente deudor del famoso duelo en O.K. Corral, en el los colts resuenan como si fuesen los mismísimos cañones de Navarone. Porque es la crepuscular historia de amor entre un maduro vaquero de oscuro pasado y una solterona resignada a la monotonía de una vida solitaria, lo que la distingue definitivamente como una obra mayor pese a las no pocas voces que tienden a infravalorarla. Costner se inclinó por la contención explícita. Las palabras muestran y los gestos esconden. Primero, el director opta por seguir el manual que regula al género, al filmar mediante sutiles miradas el momento en el que Sue se reconoce en los silencios del errático Charley. Después, tornará hacia lo elocuente cuando ella le pida que no abandone el pueblo porque “tengo planes para nosotros, Charley”. Finalmente, se expodrá por completo a través de metáforas reconocibles e infinidad de detalles. Porque son muchos los detalles que enriquecen la escena y que pocos vieron o quisieron ver. El más llamativo tal vez sea el lugar en el que se produce el reencuentro de Charley y Sue; el pequeño jardín “amurallado” en el que ella trabaja muestra el pequeño universo en el que Sue ha confinado su vida. Su soledad es comparable a las lejanas montañas azules que se contraponen al fondo, hogar del desarraigado Charley. La fusión de ambas imagenes, con la cámara alejada púdicamente, confirman al mejor Costner.
Charley: Estoy enamorado de ti. Lo he estado desde el día en que te conocí, pero he tardado en comprenderlo. Sé que no soy el hombre que esperabas apareciera en tu vida. Y sé que tu hermano no me escogería para ti
Sue: Charley, ¿sabes qué edad tengo?
Charley: Eso me da igual
Sue: Ya no soy un muchacha
Charley: Eres la mujer más guapa que he conocido
Sue: He tenido mis decepciones, Charley
Charley: Yo no voy a ser una de ellas… Jamás pensé que viviría tanto, Sue. Con la vida que he llevado no me importaba mucho. Cuando me alejaba, al pensar que no volvería a verte, fue la sensación más horrible que he tenido en mi vida. Sé que puedo ser un buen marido. Y sé que no te lo he pedido, pero te lo pido ahora… ¿Quieres casarte conmigo?
Sue: Charley… Sí. Me casaré contigo.
Charley: ¿Puedo besarte?
Sue asiente
Charley: Pienso darte mil como éste antes de morir
Lección número 13…
En un episodio de «Locos Furiosos» (aquella serie satírica britanica con tanta mala leche), Griff Rhys Jones le contaba a una cámara lo feliz que era porque aquel día no le habían agredido sus alumnos. Entonces se le acercaba su eterno compañero Mel Smith para apostillar: «Siempre fui una gran decepción para mis padres. Pero al menos no soy maestro».
El tópico sugiere que las aulas son salvajes, los alumnos perezosos, los padres ausentes y los profesores indolentes. Generalizar no es nada bueno y hacer caso de los tópicos menos aún. Pero lo cierto es que el sistema no funciona. Múltiples leyes educativas, ministros ineptos y mucha incomprensión entre aquellos que forman la base han dejado un legado difícil de solucionar para los que vienen detrás.
Puede que la televisión lo haya hecho con más tino: «Vida de Estudiante», «Boston Public», incluso el inenarrable colegio que aparece en «Los Simpson», pero el cine se ha asomado con frecuencia a las aulas. Hay pocas profesiones equiparables a la enseñanza. Forjar a la persona es todo un reto (un hermoso reto) cuya responsabilidad con frecuencia carga de un sólo lado…
LECCIONES INOLVIDABLES
Dirigida por Ramón Menéndez en 1988, el drama estudiantil «Stand and Deliver» cuenta la historia real de un profesor de matemáticas empeñado en que sus alumnos de un barrio pobre de la perifera Angelina recuperen el orgullo perdido antes de nacer. Se enfrentará al sistema, a los embarazos precoces y a los padres de unos chicos condenados a ganarse a la vida entre escombros.
El compromiso elevado a su máxima potencia. Una bella quimera sobre el esfuerzo vano convertido en la razón de la existencia de su abnegado protagonista interpretado ejemplarmente por Edward James Olmos.
PROFESORES DE HOY
Tan absurdo título en castellano cuenta la historia de un grupo de profesores de un instituto enfrentados a sus superiores por su excesiva afición de aprobar a sus alumnos pese a que muchos de ellos ni siquieran saber leer ni escribir.
Salvaje y efectista acercamiento al mundo de la enseñanza pública de la mano de Arthur Hiller. Le sobra pose y le falta rigor. Eso sí, a Nick Nolte le faltó poco para comerse la cámara de un bocado. Que intensidad, Dios…
ADIÓS MR. CHIPS
Noltálgico recorrido a través de la vida de un joven e ilusionado profesor desde su primer día como maestro en un rígida escuela britanica. La escena en la que muchos de sus ex-alumnos le riden emocionado tributo a un anciano Mr. Chips que se jubila sigue removiendo mis entrañas.
Sam Wood dirigió esta maravilla en 1941.
EL CLUB DE LOS POETAS MUERTOS
Hace años, en un documental de la BBC, le escuché decir a un profesor negro lo mucho que le dolía verse obligado a forjar más ladrillos para el muro. Para él, nacido en una barriada pobre, todo había sido difícil desde que nació, de modo que se identificaba con aquellos chicos condenados antes de nacer. En un momento dado, miró a la cámara y se preguntó de qué servía estimular a unos críos para los que los políticos ya había decidido un destino.
El profesor Keating (Robin Williams) llegó a un estricto internado de Nueva Inglaterra con ideas nuevas dispuestas para sacar la humanidad de sus alumnos y enterrar lo mecánico de sus vidas hasta entonces. Les animó a fundar El Club de los Poetas Muertos. Santuario en el que leerían y conocerían al sexo opuesto sin muros ni trabas. Inculcó en ellos el sentido de la responsabilidad al hacerles ver que el mañana siempre es el hoy y que el pasado se renueva continuamente. Y supo ver que había varios alumnos con una sensibilidad especial pero no permitió que se aventajasen del resto.
Utopía existe. Sólo hay que escarbar.
FAMA
Si algo le pone a ese bendito tramposo llamado Alan Parker es hacer creer al espectador que todo marcha bien para demostrarle que está equivocado. Los efectismos (tramposos, por supuesto) son marca de la casa, Parker no sabe rodar de otro modo. Y el resultado fue más que satisfactorio. Al menos, infinitamente superior a la popular serie que nació de la película.
Las historias de un grupo de alumnos de la Escuela de Arte Dramático de Nueva York se entrecruzan durante los cuatro años de aprendizaje. Una chica superprotegida que experimenta por primera vez la libertad, un tipo gay consumido por la culpa, un macarra con buen fondo, un tipo marginal que busca escapar de su destino… y en medio un grupo de profesores empeñados en sacar lo mejor de ellos.
REBELIÓN EN LAS AULAS
Blandorra exposición sobre la peripecia de un profesor negro en un instituto problemático de los suburbios de Londres. Los años han convertido el supuesto aspecto amenazador de los alumnos en una parodia. Los diálogos son alucinógenos. Y Sidney Poitier está más pendiente de lucir que de dar credibilidad a la historia. Si se pide poco obtendrás poco. Olvidable clásico del mainstream más puro.
MENTES PELIGROSAS
En realidad lo único peligroso de esta bochornosa cinta es verla. Ridículo vehículo perpetrado para el lucimiento de la Pfeiffer (su rostro perfecto aparece en cada escena, en cada plano) en la que encarna a una ex-marine reconvertida en profesora de un instituto situado en (adivinenlo) los suburbios de Los Angeles. El horror, el horror que diría Kurtz.
IF
En 1972 una prestigiosa publicación cinéfila quiso recopilar las cien mejores películas de todos los tiempos. Para ello recurrió a directores, actores, directores de fotografía… Entre ellos se encontraba Lyndsay Anderson, crítico de prestigo y director de «If». De hecho, «If» figuraba en la lista con un único voto, voto que se entregó a sí mismo Anderson.
Egolatrías al margen, la película funcionó en su día como un alegato necesario para cambiar el orden de las cosas. Su lema: «Un hombre puede cambiar el mundo con un bala en el lugar correcto» removió conciencias durante los meses posteriores al estreno de la película. Luego pasó al olvido y los años se encargaron de enterrarla. Vista hoy día provoca hilaridad. Eso sí, Malcolm McDowell está soberbio en el papel de díscolo alumno de una reputada escuela privada inglesa.
HALF NELSON
Cuando la vida descubre tu lado más frágil te golpea sin piedad. Que se lo digan a Dan (Ryan Gosling), brillante profesor de un instituto neoyorkino al que el abandono de su novia sirve de pistoletazo a una carrera autodestructiva que no parece tener fin. Por una vez será una de sus alumnas (que tanto le admira), la encargada de hacerle ver que la única derrota es el olvido. Memorable, en tan irregular cinta, es el momento en el que la amiga de una ex-alumna recuerda al profesor que cambió su vida mientras comparte la barra de un bar con Dan. Las drogas, el alcohol y el sexo ocasional con mujeres tan desarraigadas como él mismo desembocarán en una inevitable catarsis. La vida como un sueño ocre.
CONTRA CORRIENTE
Una joven profesora (Sandy Dennis) se hace cargo de una clase de inadaptados sin futuro. Se burlarán de ella, la humillarán e incluso sufrirá alguna agresión. Pero ello no hará que su voluntad se quiebre. Su físico es frágil pero si la tumban volverá a levantarse. Todo sea en beneficio de quienes ni siquiera son conscientes de que no están solos.
Sentida alegoría dirigida por Robert Mulligan sobre la voluntad y el sacrificio. Memorable Sandy Dennis en el papel de voluntariosa e inquebrantable profesora. La cuestión en este caso no consistía en formar sino en concienciar. Misión cumplida. Muy recomendable cinta.
CHEATERS
Un prometedor profesor de instituto (Jeff Daniels) cede ante las exigencias del sistema. Para conseguir sus objetivos no tendrá escrúpulos en hacer trampas si son sus estudiantes los beneficiados.
«Cuando veis a un tipo bajito y feo con una chica escultural, ¿qué pensais? ¿Que es un tipo honrado o que es un triunfador?. Para triunfar es necesario destruir a tu rival. Entonces tendrás a la chica bonita»
La justicia rara vez se muestra. Poco conocida y muy recomendable película sobre jerarquías y sistemas inamovibles.
PROFESOR HOLLAND
Incofesado remake de «Adiós Mr. Chips» en el que Richard Dreyfuss da vida a un profesor de música a lo largo de su vida en un destartalado instituto.
Sensiblera historia de posibilidades logrables en la que se sigue la trayectoria de un profesor a lo largo de su vida profesional. Numerosos reveses personales y sentimentales; alumnas colgadas de él; alumnos colgados en el éter; complicaciones… la vida en suma. Stephen Herek dirigió una muy mejorable historia de abnegada dedicación en pos del éxito. Y el éxito no tiene porqué ser material. De hecho, no debe serlo y Herek (tan asesinable siempre) debería saberlo.
ESCUELA DE JÓVENES ASESINOS
Su título original, «Heathers», dice más de sus nada disimuladas intenciones que el penoso título hispano.
En una High School no demasiado elitista, un grupo de pijas comete todo tipo de vejaciones sobre el resto de su limitado mundo. Ellas creen que lo valen y que los vejados han nacido para servirlas. Y así será hasta que aparezca un tipo (Christian Slater) dispuesto a impartir su particular justicia.
Las jerarquías que gobiernan el mundo estudiantil satirizadas de modo sangrante (nunca mejor dicho) en la que quizás sea la mejor película adolescente jamás rodada. Sin compasión…
Y se acabó…