Definitivamente, y si no lo hace antes un atropello, el insomnio acabará conmigo. Aparece puntualmente cada cierto tiempo, azuzado por las circunstancias, la preocupación, la angustia, cierta inquietud y los cambios estacionales. Pero siempre hay alguna causa escondida bajo la alfombra. Para tratar de localizara, echaré mano, una vez más, de mi proscrita sección Qué será, será que bucea en mi subconsciente a través de mi memoria cinéfila. Y la pregunta es: ¿Cómo acabaré si el insomnio no me concede tregua?
Opción «Insomnio» (1997): Acabar desvariando de un lado a otro de la ciudad.
En la insípida película dirigida por Chus Gutiérrez nadie duerme. Demasiada angustia generada por las oportunidades perdidas que da paso a otras que tal vez sean mejores o tal vez no. En cualquier caso, los personajes se patean la ciudad de un lado a otro sin un rumbo fijo, pues el norte hace tiempo que desapareció de sus horizontes.
Posibilidad de que ocurra: Espero que ninguna, aunque nunca se sabe. Con frecuencia, las noches en vela hacen funcionar la cabeza para llevarla hasta direcciones equivocadas.
Opción «Taxi Driver» (1976): Enloquecer, planear cargarte a un político y terminar convertido en un héroe.
Sin futuro, con un presente imposible, pocas opciones le restaban a Travis que no incluyesen a la esquizofrenia en el pack. Por el camino se enamoró de una entusiasta activista con reminiscencias pijiles, que le rechazó por raruno; se hizo taxista para sacar partido de su insomnio y sintió piedad por una niña prostituta, hasta el punto de tratar de libelarla enfrentándose a toda una banda de gangsters de poca monta.
Posibilidad de que ocurra: Escasas. La peripecia suena tentadora, pero el extraordinario guión de Paul Schrader es tan enrevesado e intenso que a estas alturas me produciría una infinita pereza seguir la senda de Travis.
Opción «Insomnia» (2002)
Con un doloroso insomnio a cuestas, provocado por los remordimientos que le atormentaban tras la muerte de su compañero, Alaska en verano (en donde las noches son un leve hilo neblinoso que apenas dura) no era el mejor lugar para que acabase por allí el detective Dormer para investigar el asesinato de una adolescente. Ni tapiando las ventanas consiguió cegar la luz que se colaba por cualquier rendija.
Posibilidad de que ocurra: Alguna, dada mi querencia por los lugares cubiertos por el hielo. Pero si he de ir, que sea en invierno. Siempre por la vertiente más difícil, ¡¡al estilo alemán!!
Opción «El Club de la Lucha» (1999): Traer el caos al mundo, como si no estuviese aquí desde siempre…
Jack no podía dormir. Las noches se le hacían tan interminables que se aburría de hojear los catálogos de Ikea. Por eso un día decidió ceder a la esquizofrenia para desdoblarse en Tyler Durden. Fundar El Club de la Lucha fue su primer paso. El siguiente, el caos total.
Posibilidad de que ocurra: Ninguna. Paliar la falta de sueño para darse de hostias sin motivo es cosa de los jugadores de hockey hielo no de alguien que aborrece cualquier tipo de violencia. Mi revolución es silenciosa e íntima. Parafraseando a Groucho: si algún día fundo un club espero que no me admitan en él.
Opción «Cashback» (2006): Ceder a la ensoñación para soportar los días…
A Ben le abandona su novia y comienza a recibir la visita del insomnio. El mundo se ha vuelto del revés para él, de modo que comienza a fantasear para moldearlo tal y cómo le gustaría que fuese. A saber, mujeres esculturales y desnudas que recorren los pasillos del supermercado en el que trabaja y tipos tan singulares como él mismo, que solo encuentran acomodo arropados por las brumas de la noche, siempre en busca de la belleza que se oculta en todas las cosas.
Posibilidad de que ocurra: Fantasioso por naturaleza, y muy dado a guarecerme en mundos imaginarios cuando la realidad me acosa, diría que considerables. Solo una objeción, eso de que me deje mi novia ni hablar. Vamos hombre…
Opción «La Pesadilla» (2000): Desvariar hasta enloquecer imaginando realidades posibles…
Es de madrugada. La mujer de Ed ha salido con una amigas y aún no ha vuelto ni ha llamado. Llama a los hospitales. No está allí. La casa comienza a caerse sobre él. Accidentalmente encuentra el diario de su esposa en la que narra con todo detalle que está enamorada de otro hombre. Ed se hunde. Entonces entra en escena la psicosis y los fantasmas se materializan. Pobre Ed, cómo no sufrir insomnio.
Posibilidad de que ocurra: Espero que no demasiadas, pero no tengo ni idea, la verdad. Los fantasmas siempre están ocultos en alguna parte deseando encontrar un hueco por el que filtrarse y todos tenemos nuestros propios demonios contra los que luchar.
Opción «El Maquinista» (2004): Comenzar a sufir delirios, preso del agotamiento provocado por la falta de sueño.
La cosa es que la vida de Trevor era relativamente apacible hasta que el insomnio hizo acto de presencia en ella. Primero comenzó a perder peso y ello acarreó un deterioro físico que, a su vez, terminó por convertirle en un paria. Sus compañeros de trabajo le evitaban, cuando no se burlaban abiertamente de él. Entonces el delirio aumentó, pero ya no era Trevor el que estaba allí.
Posibilidad de que ocurra: Ojalá ninguna, pero no dudo que las posibilidades son variables. Quien no ha sufrido episodios insomnes no imagina lo que se siente al ir desgranando los segundos durante una interminable noche. Hay ocasiones en las que con gusto te entregarías al delirio si ello te garantiza diez minutos de sueño.
Opción «Lost in Translation» (2003): Que el cambio de aires acabe por arrinconar al sueño.
Bob y Charlotte no pueden dormir a causa del jet lag. ¿Cómo combatirlo? Pues con sesiones de karaoke nocturas, charlas íntimas a la sombra de un vaso de whisky en las que exponer su desazón e infinidad de mohínes mustios. Quemar una ciudad en perpetuas llamas como Tokio es siempre una buena opción. Todo es cuestión de encontrar una camiseta y unos zapatos cómodos antes de arrojarse a las calles…
Posibilidades de que ocurra: Ha ocurrido y sigue ocurriendo ocasionalmente. El jodido jet lag tiene multitud de interpretaciones. No es necesario volar al otro lado del mundo para descuadrarte. A veces basta con orientar tus pasos 400 kilómetros hacia el norte para sentir sus efectos sobre ti. Mi nueva ciudad me ha acogido generosamente, pero eso al insomnio no le importa.
Opción «Cuando Llega la Noche» (1995): Salir a las calles de madrugada tratando de soportar las horas de vigilia.
Ed era terriblemente infeliz, y el que a esa circunstancia se le sumó el descubrimiento de que su mujer le era infiel no le ayudó… aparentemente, porque en realidad no fue así. Su carácter pasivo le hizo salir a las calles en lugar de enfrentarse con el amante de su esposa, posiblemente porque en realidad pensaba que le estaba haciendo un favor. Y en un dinner conoció a Diana, quien era perseguida por un grupo de tipos armados. A lo largo de la noche se fueron apareciendo torpes terroritas islámicos, un bon vivant francés envuelto en negocios turbios, un imitador cutre de Elvis, un mafioso con ínfulas que se parecía a Bowie y toda una gama de personajes tronados que lograron lo que parecía imposible: hacer vivir a Ed. Y después de todo eso, cuando el sol volvió a salir, Ed durmió… con Diana a su lado.
Posibilidad de que ocurra: Me gusta pensar que ya ha ocurrido, aunque ningún hampón me ha apuntado con un arma. El insomnio sigue apareciendo, la batalla está en marcha y los demonios, presiento, se baten en retirada. Que dure…