
Un ataque al corazón se llevó a Gerard Damiano el pasado 25 de octubre. Se lleva consigo el aire de inocencia que llevó al género triple x a los grandes cines de la neoyorkina calle 42. Paradójico resulta que el único autor que ha dado el cine azul sea recordado por una película que detestaba: «Garganta Profunda»…

La película narra la historia de Linda, quien acude a la consulta del doctor Young, excentrico psiquiatra, en busca de solución para los graves problemas para alcanzar el orgasmo que padece. Tras las “exploraciones” pertinentes, el singular doctor descubrirá que un capricho de la naturaleza ha emplazado el clítoris de Linda en su garganta. Imaginen lo que sigue…
Rodada en seis semanas entre Nueva York y Florida con el presupuesto inicial de 24.000 dólares, “Garganta Profunda” es y será la película más comercial de la historia del cine porno. Sus ingresos, cifrados en torno a los 600 millones de dólares (según estimaciones del documental “Inside Deep Throat”), fueron a parar en su mayor parte a los bolsillos de la mafia, quien financió la película con el objetivo inicial de exhibirla clandestinamente. Su larga y victoriosa lucha legal marcó jurisprudencia en los casos referentes a obscenidad, autorizandose, desde entonces, y bajo la nueva calificación “X”, la exhibición pública de material pornográfico. Sobre la notoriedad que llegó a alcanzar en su día, habla el hecho de que el confidente de los periodistas del Washington Post que cubrieron la investigación del caso Watergate fuese bautizado “Garganta Profunda”.
Las míticas felaciones de su protagonista, Linda Lovelace, cercanas a la espeleología, son, de una tacada, los momentos más celebrados del género y los menos excitantes para muchos. Tal vez fue Manuel Vázquez Montalbán quién mejor los definió: “Sus mamadas de penes-trenes de carga y exclusivamente proteínicos no trasmitían emoción humana, eran exhibiciones atléticas, paraolímpicas, de tragapaellas gigantes de Hospitalet o Getafe”.
Su hijo Gerard confirmó el desprecio que sentía su padre por la millonaria cinta:
«No era su película favorita, nunca creyó que fuera una gran película»
El fenómeno «Deep Throat» arrasó con convenciones y dobles morales. Truman Capote la definió como una sinfonía cinéfila. Cientos de críticos la aclamaron como la película que cambiaría el negocio del cine. Las colas que se formaban a su rebufo en los cines eran kilométricas. En ellas se daban cita curiosos y detractores por igual. El espléndido documental, «Inside Deep Throat» transmite ejemplarmente la zozobra social que produjo.

Los cines la proyectaban en programa doble junto a «The Devil in Miss Jones», la gran obra de Damiano. El destino quiso emperejar la película que más quería con la que más odiaba…

«The Devil in Miss Jones» cuenta la historia de Justine Jones, madura solterona cercana a la cuarentena que decide poner fin a una vida de rechazo, sufrimiento y soledad segandose las venas en la bañera de su casa. Tras su muerte, su ingreso en el Paraíso es rechazada ya que se trata de una suicida. Sin embargo, no podrá acceder al infierno ya que es virgen. Para ganarse el derecho a la condenación eterna, Lucifer concederá a Justine el disfrute de todos los placeres carnales que le fueron negados durante su desgraciada estancia en la Tierra. Una vez completado el periplo, durante el cual gozará de todas las variables sexuales imaginables, Justine será conducida al Infierno lugar que Jones descubrirá como el más terrible imaginable; No habrá calderas y fuegos de condenación eterna sino que deberá pasar la eternidad recluida en una habitación acolchada en compañía de un esquizofrénico obsesionado por cazar moscas.
Cuando Gerard Damiano, antiguo peluquero reconvertido en el más celebrado director del cine porno en su breve historia, pudo al fin liberarse del acoso de la mafia, decidió inventar todo un género de la nada acomentiendo la realización de su película más ambiciosa y oscura.
La idea original consistía en crear una película que pudiese contemplarse sin necesidad de usar el sexo como reclamo. Trece reescrituras de guión más tarde, el día antes de darse por comenzado el rodaje, Damiano despidió a la actriz protagonista (una chica de diecinueve años) para otorgarle el papel a una integrante del equipo de rodaje de mediana edad con objeto de darle mayor veracidad al personaje. Se trataba de Georgina Spelvin, quien a sus 37 años carecía de cualquier experiencia en el mundillo azul más allá de su participación como script en los equipos de filmación.
El resultado final fue la primera obra maestra (no sólo) reconocida por los expertos en el género. Sin embargo, la tristeza desoladora y la negrura de sus imagenes ahuyentaron a un público con plena vocación onanísta, incapaz de asociar las referencias a Sartre, la estructura círcular de su propuesta y las innumerables referencias religiosas que esconde su breve metraje.

El tiempo la convirtió en pasto de cineclub. Se le dedicaron sesudos estudios en revistas cinéfilas, consiguió ser pre-nominada a varios Oscar (obviamente no pasó de ahí), y fue incluso estudiada en escuelas de cine. Es la única película pornográfica que he visto en pantalla grande. Fue en una filmoteca, rodeado de gafapastas de todo calado, no pocas mujeres incluídas. En la introducción, un tipo nos aseguró que había llorado cuando la vio por primera vez. Yo no lo hice, la verdad, pero conste que tampoco me toqué. Eso sí, no pondría la mano en el fuego por el resto de los que allí estuvimos aquella tarde-noche.
Hace pocos años se le dedicó un sentido homenaje en una de las muchas entregas de premios que organiza el cine azul. Apareció en escena a bordo de una silla de ruedas. Sus problemas para hablar eran notorios, aun así quiso estar en el que probablemente sería su último mutis por el escenario. Poco más tarde, en una entrevista concedida en su casa de Florida, Damiano contestó cada pregunta que se le hizo mientras mostraba las docenas de fotografías que adornan sus paredes. Hacia el final, se detuvo frente a una de ellas perteneciente al rodaje de «Deep Throat»…

«Soy un tío con suerte. Escapé con vida del acoso de la mafia, hice lo que quise hacer y viví el mundo del porno desde dentro cuando merecía la pena hacerlo. Si volviese a vivir me gustaría ser Gerard Damiano»
Un tipo con suerte…