La Muerte del Superhéroe…

Si hay un género prostituído es el del cómic y por ende el de la ciencia-ficción. Philip K. Dick, el gran gurú del gremio, se consideraba el cero a la izquierda del mundo de las letras. Se avergonzaba de sí mismo y de lo que escribía. Consideraba sus cuentos como rameras ofrecidas a un postor que siempre ofrecía la menor oferta. Por ello, no sorprende que las editoriales hayan matado y resucitado a sus personajes continuamente con objeto de cambiar las líneas descendentes de las recaudaciones a la baja.

Éstos son algunos hombres y mujeres indestructibles que alguna vez dejaron de serlo…

BATMAN

Aunque en su despedida oficial (Batman R.I.P., en el que era asesinado por El Guante Negro) no queda claro que el destino de Bruce Wayne esté bajo tierra, lo cierto es que Dick Grayson se ha hecho cargo de la identidad del enmascarado en espera de la inevitable «resurrección» del millonario de Gotham City.

Como psicótico con un nada disimulado regusto por la violencia gratuita, Batman siempre fue del agrado de una amplia mayoría de consumidores de cómics por esa humanidad que se manifiesta en sus más bajos instintos y su ausencia de superpoderes. De su cacareada faceta homosexual se ha hablado tanto que sus múltiples romances dibujados (con féminas, conste) no han hecho más que aumentar su mito gayer.

Por lo demás, que en paz descanse… al menos hasta dentro de un par de años.

ELEKTRA NATCHIOS

El amor eterno de Daredevil perdió la vida en cuanto las ventas comenzaron a decrecer alarmantemente. Ni un cuerpazo como el suyo envuelto en mallas le pudo salvar de un afilado naipe lanzado por Kingpin, su archienemigo. Y ya que tenía que morir, qué mejor que hacerlo en brazos de Matt Daredevil Murdock. Las viñetas finales de la superheroína aferrada a su amado se grabaron con tal profundidad en las retinas de los freaks que no tardó en diseñarse su resurrección mediante un complejo y rebuscado ritual de brujería.

Y ahí está ahora, tan campante y más maciza que antes si cabe. Eso sí, las ventas siguen siendo pésimas. Cualquier día vuelve a caer…

JEAN GREY

Magneto, siempre tan divo él, se cargó a la chica maravillosa de los X-Men sin miramiento alguno y de paso quebró una historia de amor tan inmortal con Cíclope que por fuerza tenía que retomarse de inmediato. Y así fue… y los problemas matrimoniales y de conciencia que arrastraba regresaron también. Pensará Cíclope que ya podía haberse quedado en la tumba un par de años más…

MAGNETO

El líder de los mutantes «malvados» ha muerto tantas veces y de modos tan disparatados que se hacen apuestas sobre cúal será el método elegido para hacerle desaparecer la próxima vez. Ha muerto sepultado en un volcán, decapitado, despeñado por un acantilado… sólo le falta morir de aburrimiento. Y para ello le aconsejo se pase a ver la tercera entrega cinematográfica de la serie mutante.

No hay manera de acabar con él. Y por mucho tiempo, que me cae bien.

CAPITÁN AMÉRICA

El superhéroe más soso (con permiso de Aquaman) murió tiroteado por un francotirador en las escaleras de un juzgado. Hasta su muerte fue sosa. Todo se trataba en realidad de un intento de rellenar titulares de periódicos para darle un nuevo impulso a un personaje caducado décadas atrás. Resucitó poco después… se veía venir.

CAPITÁN MARVEL

Uno de los personajes más interesantes del mundo animado es sin duda el Capitán Marvel. Peculiar tanto por haber cambiado de editorial (los fichajes también se dan en el mundo de los cómics), como por su atípica muerte. Murió de cáncer y, en un alarde de lógica, ya no volvió.

La portada de su último cómic, que rememora La Piedad de Miguel Angel, es sin duda alguna una de las imagenes más hermosas ofrecidas por las páginas tintadas.

SUPERMAN


Pero si hubo una muerte de mentirijillas que hizo rugir a la marabunta fue la de Superman. Que me lo digan a mí, que siendo adolescente traté de hacerme con un ejemplar de su última aventura y casi resulto aplastado por una multitud enloquecida. Y es que la portada en la que Lois Lane abraza el cuerpo de su amado cubierto de sangre es de las que ponen los pelos de punta e incita a la catarsis colectiva, no lo niego.

Doomsday, supervillano tan feo como cabe imaginar, le liquidó aliado con las bajísimas ventas que registraba el cómic del superhéroe de pijama con gayumbos por fuera. La jugada salió bien y dos años más tarde Clark Kent volvió a calzarse las mallas para luchar contra los malosos de toda la vida.

Y ahí sigue, indestructible como siempre aunque su resurrección cinematográfica despertara los odios más enfebrecidos de sus numerosos fans. Película, por cierto, que a mí no me disgustó.

Y fin…


12 pensamientos en “La Muerte del Superhéroe…

  1. La muerte de la Grey fue un lio de cojones, en la onda de los x men más alocados y bizarros.

    A mi Superman me parece más soso que Capitan América, en ocasiones tan reaccionario que era divertido.

    • Sí que lo fue, gloriosamente bizarra aunque no tanto como la resurrección de Elektra. Resultaba tan difícil de creer que a los guionistas directamente les dio igual y siguieron adelante.

      Superman es que me pone. Ya de niño, aunque prefiero a Spiderman, leía sus cómics sin parar. Luego dejé de hacerlo, pero en mi psique se quedó impreso. El Capitán América hacía honor a su nombre. Era tan fachoso que hasta los nazis, con los que se enfrentó una vez, parecían libertarios a su lado.

  2. De hecho El Comediante de Watchmen es una especie de hipérbole del Capitán America. No lo sigo, pero parece que tras el 11-s y la patriot act tuvo un reverdecer, y sirvió como excusa para guionistas inteligentes y sus preguntas pertinentes…

    • Sí, he oído la atinada teoría sobre el comediante. Creo que es más que posible que sea así. Pero el que su parodia sea brillante no convierte al original en estimable. A mí me aburrió durante un tiempo y no volví a él. Ignoro si ese reverdecer merece la pena. Desde luego, con los guionistas adecuados el personaje daría mucho juego. Pero no sé…

  3. No sé si conoces la mítica mini-serie de ANIMAL MAN que guionizó Grant Morrison. En uno de sus últimos capítulos hay un alarde de genialidad, casi metafísico, que usa la figura del Coyote de la Warner para hacer un tratado sobre el carácter «Prometéico» del personaje de cómic, condenado a morir una y otra vez. En aquella maravilla, se puede ver a un Coyote cada vez más deteriorado físicamente, hasta que pide clemencia y… el dibujante termina por borrarlo de la viñeta… Es de lo mejor que he leído en comics, y no es de Alan Moore…

  4. A principios de 1993, un simpático chino de la Chinatown manhatteña me clavó 20 dólares por un ejemplar en estado «mint» de «The death of Superman». El tebeo estaba envuelto en su plástico original, negro con la S ensangrentada. En el interior, amén del cómic, contenía un brazalete de luto -también con la S roja- y un facsímil de la sección de obituarios del Daily Planet: «Man of Steel Dies Defending City». Imprescindible todo para un supermaníaco como yo entonces era.

    Ni que decir tiene que el conjunto acabó perdido, sepultado en alguna de las innumerables montañas de papeles que cubrían mi dormitorio. Igual dentro de unos años vale una pasta -como el número 1, recién subastado-. Me estará bien empleado por guarro y Adán.

    • Me sangran los ojos sólo de pensar en la suerte de esa joya. Lo de menos es su valor creamatístico. Lo realmente importante es que en el pack había un brazalete negro (con la S, por Dios!!) y ahora se ha perdido. Que sepas que para un freak de los cómics no tienes perdón. Es a mí y ya me cuesta aceptarlo…

  5. A mi la muerte de super me dejó frío. Más interés tiene el reciente Red Son, un What if que especula qué hubiese ocurrido si su nave cae en tierras rusas en lugar de estadounidenses y tal.

  6. Mycroft, me parece haber visto ese Red Son en alguna FNAC. Investigaré.

    Lo realmente bueno hubiera sido que S hubiera aterrizado en la madrileña calle Génova. La de rendimiento que le hubieran sacado 😛

    • «Red Son» está bien, pero para mí que desperdicia la infinita gama de posibilidad de que la historia dispone. Si llega a aterrizar en Madrid, lo primero que hubiera hecho es zamparse un plato de callos o un bocadillo de calamares. Y luego, palillo entre los dientes. Lo castizo es que impregna al que llega 🙂

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