Cover…

Hubo un tiempo en el que Bob Dylan no ejercía de idiota a tiempo completo. Por entonces se enamoró de una chica preciosa llamada Sara. Se casaron poco después de conocerse y convivieron durante doce años. Su traumático divorcio, tras una serie de desencuentros en los que se insinuaron múltiples infidelidades por parte de Sara, no impidió que Bob la recordase hace pocos años como «La mujer de mi vida».

A ella, y a los días que compartieron cama en el mítico Chelsea Hotel (cuna de millones de historias), le dedicó unos versos incrustados en una canción:

I can still hear the sound of the Methodist bells

I had taken the cure and had just gotten through

staying up for days in the Chelsea Hotel

writing «Sad Eyed Lady Of The Lowlands» for you

De su unión nacieron cuatro hijos. El menor de ellos, Jakob, heredó (para su fortuna) la belleza de su madre y el talento de su padre.

The Wallflowers, el grupo fundado por Jakob, versionó (incluida en la banda sonora de «Zoolander») el clásico de los Bee Gees titulado «I Started a Joke». A mí me gustan las dos versiones. La de los Wallflores más casual. La de los Bee Gees más afectada.

Enorme canción…

15 pensamientos en “Cover…

  1. Sara, la canción que le dedicó, estaba en uno de los primeros discos que yo oí de Dylan. Salía Hurricane, una estupenda rendición del talento y del periodismo pop aliñada con un violín que me saturó, es cierto, hasta llegar a aborrecerlo. Las cosas que te gustan, en su extremo, te aturden. No sabía la historia que cuentas. Me gusta Dylan y me gusta en parte, también.Más el muy antiguo y ahora el muy moderno. Hay canciones suyas que me parecen perfectas (Like a rolling stone). Tengo un disco de The wallflowers que me regaló (piratilla, verbatim cd-74) un amigo, que veía en la banda un hito en el rock. Nada de eso. Conozco desde hace mucho tiempo I started a joke. Tenía un amigo (más historias) que adoraba a los Bee Gees y compró (dinero paterno en abundancia) la discografía existente. Incluyendo Trafalgar, Odessa, todos esos discos antiguos.
    Lo del Chelsea Hotel merece un post, un cuento, un libro. Leonard Cohen otra vez hoy. Esta mañana, al comprar el pan, en una de esas tiendas en que hay de todo a todas horas, oí en una radio escondida entre bolsas de patatas fritas y botellas de tinto de verano (todavía) I’m your man. La espera dio pie a que el locutor contara lo buen poeta que era el señor Cohen y lo vio que se le daban las mujeres. No nombró el Chelsea Hotel, pero casi. A mí me vino la canción y la tarareé de vuelta a casa.
    El azar nuevamente juntando voluntades.
    Bye, my friend.

  2. Considerablemente más afectada y una de mis favoritas del grupo. El video del directo es estupendo, no lo había visto.
    La versión de Jakob no la conocía, más cool, sí, más Wallflowers claro está.

    Preciosa aunque, en cualquier caso, complicada para un domingo a poco de empezar la semana.

  3. Ah el azar, el reloj escondido de las cosas.
    Ha aparecido Live in London. Entre discos sepultados entre discos y libros que esperan lectura. En una estantería alta, inaccesible a pesar de que no soy precisamente bajito. Y ahí, aguardándome, el disco en directo que grabé hace un mes o así y que andaba perdido. El azar, my friend, atosigándonos.

  4. Hay mucho de Dylan que suena perfecto. Él terminó por languidecer y enloquecer. Cosa del tiempo. «Hurricane» es soberbia como lo es «Sara», la canción que dedicó a la que él definió como al mujer de su vida. Los Wallflowers son buenos. Me gusta su versión del «I Started a Joke», canción que me acompañó durante una larga vigilia pre-operación de alguien muy querido y que me duele escuchar. Pero prefiero la versión entregada de los Bee Gees. El azar es jodido, Emilio. Te hace creer en imposibles que de repente aparecen en tus manos. «Live in London» está al alcance de tu vista. Bien.

    Abrazos, amigo.

    Terriblemente afectada versión la de los Bee Gees, dsd. Tal vez por ello me guste más que la versión más atemperada de los Wallflowers. Jodida de escuchar un domingo por la tarde, es cierto.

  5. Soy un Dylaniano extraño… Para mi a partir de los 80, prácticamente nada de lo que le he oído, me merece la pena o me llama. Se puede decir que crecí con el «retorno de dylan», pensando que era un mediocre, hasta que redescubrí ciertos clásicos.

    Me llama la atención que con su hijo me pasa un poco lo mismo. Su debut me parece uno de los mejores discos de los 90. Después, el alto listón creo que me malogró lo que hizo luego, siempre esperaba más, nunca me satisfacía.

    • Como tú llegué tarde y conocí primero al Dylan cabizbajo. Tardé en indagar en su primera época para comprobar si era cierto su halo de mito. Y lo es, sus primeros discos son soberbios. Luego llegó el desierto. La nada.

      Los Wallflowers me gustan pero, como a ti, me transmiten la sensación de que puede ser más. Como una gaseosa sin burbujas.

    • Un tipo que se convierte al catolicismo y demuestra su devoción tocando para el Papa en el Vaticano. Un nuevo rico que presume de tener el yate más grande de la costa oeste. Una vieja gloria que se cree el rey del mambo y agotaa las provisiones de botox del estado. Un tipo que gana el Oscar por una bazofia de canción que interpreta borracho (o eso parecía) desde Australia. Podría seguir durante un día entero y Dylan seguiría siendo un memo. En los setenta le ocurrió algo. Un golpe en la cabeza o algo así.

  6. Dylan tiene un yate y se pone botox???.
    Hablamos del mismo?.
    Dylan , Bob Dylan??
    Jo…errr…como ha cambiado el cuento…!
    En lo del Papa miré hacia otro lado , todos más o menos acabaremos haciendo catufos con la edad .Y lo de cantar borracho o drogado ya es lo que tiene ser rockero y sobrellevarlo…pero botox , y un yate como un berlusconi cualquiera….ufff! es ya no principios ni nada ….

  7. Dylan se recoloca la dentadura postiza delante de mí en un concierto. Cuando el halo de mito deja paso al hombre. Eso sí fue soberbio. Algunos que se hacen llamar «fans» no reconocieron ni los acordes ni las letras de mr. tambourine man. Dylan se pone botox y todo lo demás, y sí a tiempo completo, por qué no. A veces pienso que uno va a verlos igual que otros van a ver al elefante septuagenario del zoológico.

  8. Hablamos del mismo, Mary Kate. El que cante borracho no me parece censurable (o sí, no sé). Lo peor (aunque tampoco es censurable) es que se maquille los ojos y el resultado quede a medio camino entre un faraón egipcio y Willy DeVille. Da la sensación de haber perdido el norte hace años y no saberlo. Cosa de la fama y el endiosamiento.

    Así debería ser, dsd: el hombre sobre el mito. Lo que nunca debió dejar de ser. Pero los cantos de sirena suenan fuerte. El que se inyecte botox me trae sin cuidado… pero es que da miedo la cara que se le ha quedado.

    A mí también, Begusa. Y desde los ochenta me anula también los oídos…

  9. ¿!!¿¿Que Bob Dylan antes de irse a dormir deja la dentadura en la mesilla de noche en un vaso con agua y una pastilla de Corega efervescente ??!!!??.

    Señor…señor porque me has abandonado…?

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