Son incontables las buenas nuevas que me ha aportado la virtualidad. La mejor de todas ellas, la más importante, son las personas que he conocido durante mi viaje. Una de ellas, un amigo al que sólo he podido ver durante una memorable tarde barcelonesa, es Carles Rull.
Fundador del portal Cinempatía, entrañable lugar con sabor a celuloide en que se me permite participar ocasionalmente, fue nuestra mutua pasión por el cine la que nos hizo encontrarnos, y fue la música de cine la que permitió que nuestras letras se mezclasen en un exitoso posteo que nuestros viejos blogs dedicaron a la música del western. Una de las entradas más exitosas y celebradas de un lugar, mi antigua casa virtual, que en aquel entonces era frecuentado por más de trescientas personas diariamente. No fueron pocas las felicitaciones que recibió aquella colaboración. Aunque lo mejor fue colaborar en un proyecto común que cristalizó en el mejor de los recuerdos.
A propuesta mía, hace unos meses, nació una segunda propuesta de colaboración. Nuevamente musical, esta vez enfocando hacia las películas de los años setenta. Década clave en la que lo nuevo relegó a lo viejo sin solicitar permiso, y en la que la música participó de la revolución para reclamar un cambio como no se ha vuelto a dar en la industria desde entonces.
La rememoración comenzará en breve. Mientras dejo que reine en este lugar una de las primeras bandas sonoras setenteras que recuerdo. Tendría doce o trece años cuando vi «La Chica del Adiós» un lluvioso sábado noche. Estupenda película sobre perdedores a los que les cuesta aprender a ganar que seguramente mi memoria (no la he vuelto a ver desde entonces) ha mitificado. Su edulcorada y suave canción principal, interpretada por David Gates, remueve mis recuerdos como el más potente tsunami. Al menos durante unas semanas ¡¡arriba los pantalones de pata de elefante, las chicas sin sostén, los horteras de bolera, los peinados asimétricos y el azúcar glass emocional!!
ohhh,no he visto la peli,pero la música me ha encantado y…
! Richard Dreyfuss está tan joven!
bsts
La película, aunque he leído que ha envejecido fatal, mantiene inalterable su poso en mi memoria. Y es un poso inmejorable.
Besos, Troyana.
el anterior comentario es mío,olvidé firmar;)