¿Tú también, Bruto?…

No son pocas las cosas que se le dan bien a George Clooney. Cuentan que es un anfitrión generoso y atento, que domina las relaciones públicas y que las mujeres más despampanantes caen rendidas a sus pies. Su conciencia social y política, y su actitud desenfadada ante una vida que ha sido generosa con él, le dotan de un atractivo que añadir a su magnético físico. Pocos niegan su calidad de actor solvente y carismático… y además sabe dirigir…

«Los Idus de Marzo», su última propuesta, supone una inmersión catárquica en las alcantarillas de la política que se inspira en la clásica tragedia romana del asesinato de Julio César. Heredera directa de la magna tradición del cine político americano, en su ligero metraje deja caer un torrente de referencias descreídas en torno a lo ponzoñoso que supone rozar siquiera el envilecido círculo del idealismo, y de cómo la realidad mancha para finalmente vencer. Justo el mensaje contrario al que gasta un hombre que enarbola por sistema sus convicciones políticas, lo que termina suponiendo un inesperado argumento a favor de una cinta que huye de los acomodados terrenos del adoctrinamiento.

El ascenso profesional, gracias a las malas artes, de un joven y prometedor miembro de la campaña de un candidato a la casa blanca es proporcional a su hundimiento en la ruina moral. Clooney elude acomodarse, se hace invisible y nos permite ser testigos, juez y parte de cómo cada paso dado, cada decisión tomada, hunde al protagonista en las amorales arenas movedizas destinadas a formar a un buen agente político. Mientras, contemplamos como las tuberías cubiertas de mugre se convierten en su nuevo y definitivo hogar; cómo su idealismo se disipa al ritmo que las puñaladas recorren su cuerpo y cómo los buitres dan cuenta de los restos del hombre que fue. Clooney elude el cinismo, en el que tan fácil hubiera sido caer, sin mostrar compasión alguna por aquellos que han tomado el camino de la traición y siendo generoso con los consecuentes, paradójicamente aquellos cuyo ideario se sitúa en las antípodas de la militancia.

Brillante en su factura, pese a numerosas lagunas dramáticas caprichosamente enlazadas en más de una ocasión, honesta y directa como el puño de un peso pesado en el estómago del espectador, Clooney traza la línea de marcación entre el hombre y el artista y gana, escoltado por un tan soberbio como hierático Ryan Gosling y un grupo de secundarios de caché (Paul Giamatti, Philip Seymour Hoffman, Marisa Tomei) que personifican cada área de un mundo tóxico que no luce en los escaparates, más allá de convenciones, mítines y actos electorales destinados a enoblecer a quien carece de escrúpulos.

La única entrada en el debe de la película consiste en la insatisfacción final que oferta su metraje. Algo falta, algo falla. Tan precipitado es su volcánico final como sereno su discurso y afilada su inteligencia. Falta pan o sobra carne.

Julio César enfilo el senado para morir desoyendo la famosa frase descrita por Plutarco: «Cuídate de los Idus de Marzo». A juzgar por el trato recibido por su magnifica película de parte de la Academia, Clooney debería cuidarse de los idus de febrero. Él y su Bruto Gosling, deberán acostumbrarse a acampar al aire libre. Así lo ha querido el senado.

4 pensamientos en “¿Tú también, Bruto?…

  1. Me han entrado ganas de ir a verla.Todo lo que cuentas sobre los entresijos de la política y el poder que corrompe, hacen resplandecer mas aun a los que son honrados.Qué decir de George Clooney… Recuerdo unas imágenes de hace pocos días esposado y detenido junto a su padre.
    Hablando de Julio Cesar y Bruto¿Has visto la serie de la HBO?
    Saludos

    • Es una película que merece ser vista y degustada y debatida al calor de unos cafés. Una maravilla que alma de pequeña gema. Para los descreídos como yo, que carecemos de ideología política alguna y que se apenan presenciando el espectáculo que ofrece este país (y que algunos definen como la fiesta de la democracia. ¿Qué entenderán ellos por democracia?) diría que es de visión obligatoria, a riesgo de que los que profesan la militancia la odien al verse reflejados.

      He visto «Roma». No hace mucho tiempo además. Soberbia, excesiva, ruidosa, descarada. Me encantó y convertí a Tito Pullo y Lucius Vorenus en iconos de inmediato, no te digo más…

    • De hecho, y de ello puede dar fe mi pincesa hojalatada, cuando vi a James Purefoy (me encanta su personaje y varias de sus escenas son hilarantes gracias a su porte e ironía) te recordé Oli. Tu pertenencia al club James Purefoy de Facebook te delató 🙂

      Saludos.

Deja una respuesta

Introduce tus datos o haz clic en un icono para iniciar sesión:

Logo de WordPress.com

Estás comentando usando tu cuenta de WordPress.com. Salir /  Cambiar )

Imagen de Twitter

Estás comentando usando tu cuenta de Twitter. Salir /  Cambiar )

Foto de Facebook

Estás comentando usando tu cuenta de Facebook. Salir /  Cambiar )

Conectando a %s