Conozco a muy poca gente realmente libre. La presión que te empuja a seguir las corrientes es grande, de modo que lo que se presenta ante ti es la certeza de que agachar la cabeza es la única opción. Por eso amamos (y en ocasiones tememos u odiamos) a los que viven a su manera, por la utopía que representan…
Ojalá y fuera más fácil ser únicos, pero son pocos los que se salen del «redil» y al final «viven a su manera».
Conozco a muy poca gente realmente libre. La presión que te empuja a seguir las corrientes es grande, de modo que lo que se presenta ante ti es la certeza de que agachar la cabeza es la única opción. Por eso amamos (y en ocasiones tememos u odiamos) a los que viven a su manera, por la utopía que representan…