I
Trabajaría gratis para algunos directores. Es algo que ya he hecho. Sin embargo, hay otros con los que jamás volvería a pisar un set de rodaje aunque me pagasen con todo el dinero de un jodido estudio. Después están los especiales, aquellos por los que harías cualquier cosa que te pidieran. Sólo he conocido a uno de esos seres excepcionales: John Huston.
II
Soy un tipo solitario al que le cuesta mantener una relación de cualquier tipo. No soy un monje, he tenido montones de historias, pero sólo me enamoré dos veces. La primera vez que te rompen el corazón piensas que el mundo se acaba. La segunda vez sencillamente ya no quieres más. (La relación más conocida de Stanton fue la que mantuvo durante tres años con la actriz Rebecca de Mornay… hasta que ella le intercambió por Leonard Cohen).
III
Me apenan aquellas personas que consagran sus vidas a una religión porque necesitan llenar su vacías vidas con respuestas. No hay respuestas. Nunca las hubo. Lo más próximo a una respuesta está en la filosofía y en una botella de bourbon.
IV
Los que no me conocen dicen que soy un cínico, pero no es cierto. Creo en las personas, en el amor, en Paul Newman, Jack Nicholson y Marlon Brando. En una ocasión, completamente borracho, Brando me llamó por teléfono para que le dijese la verdad sobre lo que pensaba de él. Le dije que cuando le miraba no veía a nadie. Estuvo riendo un buen rato hasta que colgó.
V
Claro que he ido a la iglesia. ¡¡Nací en Kentucky!! Había pocas cosas que hacer allí además de alabar al señor. Por suerte, durante la II Guerra Mundial, entré en contacto con la filosofía oriental y conseguí tener una visión amplia de la realidad. Ahora, las pocas veces que piso una iglesia, no tengo ganas de darle un puñetazo al ministro.
VI
Wim Wenders me pidió que fuese honesto al interpretar a Travis. «Sé tú», me decía, «eres un hombre que ha sufrido». Pero se equivocaba. Nunca había querido de ese modo a nadie. No tenía ni idea de lo que le había ocurrido a Travis ni de por qué se comportaba así. Hasta que un día me di cuenta de que yo era realmente Travis. Desde ese momento no recuerdo nada de lo que ocurrió durante el rodaje.
VII
Soy un anciano y no he aprendido nada a lo largo de mi vida. Al verme todo el mundo saca conclusiones equivocadas. Ni guardo la verdad para todo aquel que quiera escuchar ni soy un tipo marginal que vive refugiado en una botella, que odia al mundo y que apenas sale de casa. Si alguien me invita a comer en el Seaside Palace no le diré que no.
VIII
Antes que actor me considero cantante. La música me sana. Mi grupo y yo tocamos blues, country, rock… Cualquier cosa que nos apetezca en ese momento. Una vez vino a vernos un crítico musical que nos entrevistó al final de la actuación. Nos definió como grupo country, Dios sabrá por qué. Le respondimos que aquella noche habíamos tocado media docena de géneros más, y el tío reconoció su error. Una semana más tarde leímos la entrevista con el grupo country Harry Dean Stanton y los Repo Man. ¡¡Qué gilipollas!! Otra puta etiqueta que sumar a la de «actor de carácter».
IX
Siempre me he sentido como alguien al margen de la sociedad. La gente me evita por sistema, como si fuese un apestado. Sin embargo, nunca me he metido con nadie salvo que lo hubiesen hecho conmigo antes. No critico Hollywood ni la religión ni la hipocresía social, sólo que me he sentido agredido por ellos desde el día que vine al mundo.
X
(Revista Lost & Found, 2008. A la pregunta: ¿podría haber vivido sin amor?) La misma jodida cuestión de siempre. Sartre escribió que el infierno eran los otros y dio en el clavo. Localizó la herida y hurgó en ella hasta que tocó los tendones. Pero sin los otros no habría amor ni habría sexo. Prefiero creer que el infierno no siempre está dentro de uno. Tengo 82 años y le puedo asegurar que he conocido al menos a una docena de personas que no estaban malditas. Al final la vida no es más que una búsqueda; y están los que encuentran y los que no. Yo sigo buscando.
Muy interesante. La vida es búsqueda, completamente de acuerdo. La frase de Sartre.. tiene mucho de qué hablar.
Y sí, Alex, tenías razón, la vida está llena de ocasos.
La búsqueda sin fin. La frase de Sartre, tan certera en su teoría como ineficaz en la práctica, merece infinidad de horas de discusión en torno a ella, cierto. Lo de los ocasos viene y va, pero faltar no faltan nunca.
Becca de Mornay, en 2012, 53 años.
Harry Stanton, 86.
Y lo dejó por Cohen.
Le van talluditos a la manoquemecelacuna.
Rebecca de Mornay ha tenido docenas de relaciones con todo tipo de hombres. Maduros y yogurines, de todo. Sus artes de seducción son míticas en Tinseltown…
A mí me impresionan dos párrafos pero me gustan todos, parece un tipo al que realmente merece la pena escuchar. Cuando eres joven corres el peligro de que una frase sinuosa te deslumbre sin más pero con el paso de los años empiezas a escuchar lo que suena de verdad y lo que sólo es un reflejo de otros sonidos. Casi puedo oír cómo se parte ese corazón por dos sitios distintos y sentir el inmenso esfuerzo que es para él recomponerlo. Y las respuestas.. me encantaría tener una conversación con este hombre. ¿No las hay.. ? ¿o las que vemos no nos gustan? ¿o no queremos que sean esas? ¿o no nos vemos capaces de cambiarlas? ¿ o sí..? ¿y a qué precio? Y en cuanto a la resistencia en el dolor lo siento muchísimo por él, dos intentos de tocar el cielo me parecen pocos para 82 años de vida. Cierto es que el dolor a veces parece insoportable pero la vista es tan fascinante, hay tanto en ese horizonte del futuro que para algunos es imposible no cruzarlo, aunque sea a trompicones. Quizá no haya respuestas pero sí la necesidad de volver a por más después de cada fracaso. Un «tiene que haber algo más», al fin y al cabo no nos habrán soltado en este mundo sólo para sufrir. Un beso, Alex, siempre tan interesante lo que cuelgas.
Es un tipo realmente interesante. De esos que se han bebido la vida y aún pueden contarlo. Su rostro de piedra, situado entre la tristeza y la sabiduría del cínico, transmite infinidad de matices gracias a sus ojos de cachorro apaleado que en ocasiones reflejan un infierno interior. También a mí me gustaría charlar con él, a riesgo de resultarle aburrido, pero me temo que es de esos tipos que prefieren los silencios, y que dispensa palabras en pocas y elegidas ocasiones. Respuestas, al menos certeras, no he encontrado aún. Atisbos como mucho, pero no conclusiones definitivas. No creo que las haya, de hecho. Las verdades lapidaridas son agresivas por definición. Dolerían sin existiran. El amor tal vez sea una de esas verdades que, afortunadamente, nunca llegamos a abarcar del todo. Amar es una necesidad, sí, pero no hacerlo en ocasiones supone una cura. Demasiado dolorosa cura. A mí me ha pasado una vez, y no quiero más. Entiendo que a él el ser dos veces golpeado le parezca demasiado. Otros, los afortunados, tienen la capacidad de amar media docena de veces o más. Quisiera ser capaz de darme tantas veces, pero mi intensidad es tal que formo parte del grupo de los que desean ver la luz una sola vez. Tiene que haber algo más es una sentencia hermosa. Tiene que haber algo más, estoy seguro de ello. Todo es cuestión de ir equipado adecuadamente.
Beso grande, Angéline.
Un tipo interesante,le miro y no puedo evitar ver a Travis,sé que es un encasillamiento,pero tengo completamente idealizado y presente a ese personaje.
Ay,qué duro y qué cierto lo de los desengaños.pero yo creo que no aprendemos,por muchas decepciones que nos llevemos el corazón se toma sus licencias,y late y se altera con quien y cuando le viene en gana,ajeno a nuestra racionalidad.
Después de dos tropiezos,al principio crees que te rendirás al escepticismo,a la falta de fe,hasta que de nuevo aparece alguien que vuelve a ponerte difícil eso de no dejarse llevar por la imaginación.
Bsts
Un tipo muy interesante, Troyana. También me ocurre que al mirarle veo a Travis, pero el haber crecido viéndole en docenas de películas atenúa la sensación y distribuye la memoria. Tienes razón sobre los desengaños. Si te caes debes volver a levantarte, así debe ser. Pero ya le digo a Angéline que no culpo a los que se retiran del juego tras dos golpes. Recuperar la ilusión es un derecho, di que sí. Lo difícil es hacer realidad el milagro. No culpo a Dean Stanton por apartarse del juego.
Besos, Troyana.