En la página correspondiente a «Agnosia» de IMDb, en la casilla que asigna el género de la película, figura uno de esos malos trasiegos de la traducción de un idioma a otro:
Género: Drama / Suspenso
Ciertamente, el azar ha otorgado involuntariamente la mejor calificación posible para la aparatosa película dirigida por Eugenio Mira. Fatigosa, confusa en sus propuestas, cargada de intenciones mal esbozadas, «Agnosia» circula durante 105 pesados minutos a través de un extraño limbo de situaciones forzadas, elementos dramáticos definidos caprichosamente y un cúmulo de despropósitos que terminan por dotar a la película de un merecido cartel de engendro.
Mira dispone de cuantiosos recursos utilizados de modo asimétrico, entre los que destaca una puesta en escena de estampa decimonónica, tan aplicada como entregada al cliché más vergonzante. Los actores, por su parte, se afanan en no desmerecer al conjunto ofreciendo una sarta de muecas y expresiones más cercanas al «¿qué coño hago aquí?» que al noble ejercicio escénico. Felix Gómez y Barbara Goenaga tratan de salvarse por su cuenta del naufragio a base de susurros, mientras Eduardo Noriega, en su línea, da argumentos a los que defienden la pena capital (artística, se entiende).
El delirio aumenta al ritmo del sonrojo del espectador ante la ausencia de vergüenza ajena de los responsables de semejante bluf. La enfática banda sonora se une a la fiesta junto a un montaje sincopado que sirve para coronar con una guinda a una de las peores películas que he tenido la desgracia de ver en los últimos años. El conjunto final desprende un tufo de rancio culebrón televisivo acorde con el origen de parte del dinero con el que fue financiada esta operación desastre destinada a seducir a nadie.
Y ésta es una de las grandes apuestas taquilleras del cine español para este año. Agárrense…
Lo sabía, coño.
He visto dos escenas y mi olfato ha dicho: alto, muchacho. No te la bajes, no vayas, no pierdas nada en esto. Y si tú hocicas tu mala uva en ponerla a caldo pues… Agnosia Caput.
Hoy voy a ver otro capítulo de Mad Men, que me está encantando….
Cuídenseme
Una peste, Emilio. Peli mal trago que me costó asimilar se tomase tan en serio a sí misma.
«Mad Men» es otra cosa. La arquitectura del arte se basa en cimientos tan sólidos. Disfrutala con un bourbon en la mano, of course.
Tengo precisamente ahora un Jack Daniel’s que no conjuga con la palabra mesura. Mad Men Jack. Esta noche echo uno a tu salud, amigo.
Que sean dos, por el ausente (yo, en este caso). Pásalo bien con el episodio de esta noche. El problema de ver una serie que te apasiona casi a capítulo diario, reside en lo mucho que se echa de menos cuando acaba.
Paladeo lo que me gusta. Lo retraso, lo mimo mientras transcurre. Lo abrazo, lo paro, lo enciendo, lo apago, lo niego, lo reclamo. Entonces, al final, el daño es mayor, pero más se queda adentro la herida.
Somos, al cabo, nuestras heridas, lo que amamos, lo que sufrimos al irse…
De eso se trata, de alargar el placer hasta que resulte insoportable. Poco importa lo que llegue después. Como bien dices, nuestros cuerpos se componen de cicatrices. Algunas hasta pueden verse.
Ah, cayeron… Hubo un Fringe y dos madmen
Festín!!…
Este va a ser el diálogo infinito.
¿Qué tal Fringe, my friend? ¿Eres adicto?
Aún no he visto ni un episodio, aunque he leído mucho y bueno de la serie. En cuanto finiquite «Carnivale» comenzaré con «Fringe». Ya contaré…
Totally agree with you, Alex, about Agnosia and Mad Men. En el olvido y en los altares, respectivamente, o una lección de cómo gastar el dinero mal o bien. Besos!
Más mala que la quina la primera. Suprema reverencia para la segunda.
Besos.
Uyyyy tanto trabajo para nada y otros cargados de ideas y con oficio soñando por las esquinas. Si es que no aprendemos .¿Donde se esconden los buenos productores?
Saludos
Realmente mala, Oli. Te aconsejo que te mantengas alejada de ella. Pero lo cierto es que el equipo técnico es, como mínimo, prometedor. No tuvieron el (los) día(s), supongo.