Clementine: Nunca estás a la altura.
Joel: Te quiero.
Clementine: Eso no es suficiente, Joel. Nunca lo es.
Joel: ¿Y qué puedo hacer? Te quiero, Clementine.
Clementine: No lo entiendo, te trato fatal. ¿Por qué me quieres?
Joel: Me gusta tu sonrisa de mandarina. Me gusta que te enfades conmigo y que a los cinco minutos me abraces como si me hubiese ido a Marte. Me gusta hablar contigo bajo las sábanas. Me gusta mirate mientras duermes…
Eternal Sunshine of the Spotless Mind (2004)
Así debe ser el amor. Más un cuento infantil que la letra de un tango.
A estas alturas, Emilio, sigo sin saber demasiado sobre el tema. Me dejo arrastrar y me gusta. Creo que si tratase de averiguar lo que te lleva a entregarte ciegamente a otro enloquecería.
No sé que filósofo dijo que era imposible odiar a nadie al que hemos visto dormir… La indefensión nos deja a su vez indefensos.
Más bien reduciría el campo a una sóla persona. A la que quieres. No sé qué poder tiene la contemplación de ver dormir a la persona amada. Es algo difícil de explicar. Podrías pasarte horas sólo mirándola.