Era una voz como fue una voz Cebri. Esa hora de las ocho y media en que trabajaba Gozalo en su Gaceta de los Deportes en Radio Nacional era un poco extraña siempre. Recuerdo días de llegar a casa, enchufar la radio en la ducha y oir al bueno de Juan Manuel contar cosas del deporte como creo que únicamente él sabía. Con un corazón en vez de con un daga, como suelen otros. Todo muy cercano, muy doméstico, muy de llegar a casa y poner la radio y saber que el que está detrás es de los tuyos. Era nuestro. Es una pena que el cáncer lo haya retirado. Trabajó 40 años. Qué asombroso.
Mantuvo el tono distentido y respetuoso durante los años más oscuros del periodismo deportivo (en los que estamos y parece tardaremos mucho en salir). Mientras la mayoría se alinea y se despellejan entre ellos, y a quien se tercie, él optó por otra clase de periodismo lejos del forofismo y de la tertulia achispada de barra de bar tan en boga hoy día. El que trabajase 40 años de su vida haciendo lo que le gustaba hacer fue un privilegio para él, seguro, pero mucho más para los que estabamos del otro lado.
Era una voz como fue una voz Cebri. Esa hora de las ocho y media en que trabajaba Gozalo en su Gaceta de los Deportes en Radio Nacional era un poco extraña siempre. Recuerdo días de llegar a casa, enchufar la radio en la ducha y oir al bueno de Juan Manuel contar cosas del deporte como creo que únicamente él sabía. Con un corazón en vez de con un daga, como suelen otros. Todo muy cercano, muy doméstico, muy de llegar a casa y poner la radio y saber que el que está detrás es de los tuyos. Era nuestro. Es una pena que el cáncer lo haya retirado. Trabajó 40 años. Qué asombroso.
Mantuvo el tono distentido y respetuoso durante los años más oscuros del periodismo deportivo (en los que estamos y parece tardaremos mucho en salir). Mientras la mayoría se alinea y se despellejan entre ellos, y a quien se tercie, él optó por otra clase de periodismo lejos del forofismo y de la tertulia achispada de barra de bar tan en boga hoy día. El que trabajase 40 años de su vida haciendo lo que le gustaba hacer fue un privilegio para él, seguro, pero mucho más para los que estabamos del otro lado.
Me ha sorprendido lo poco que ha trascendido la muerte de este gran periodista en la blogosfera… Me da qué pensar…
En los campos de fútbol se ha guardo un minuto de silencio en su memoria. Lo demás, como que a él le habría dado igual.