«Quería deciros que si elegí el oficio de maestro fue porque guardo un mal recuerdo de mi juventud y porque no me gusta la forma en que se trata a los niños. La vida no es fácil, es dura, y es importante que aprendáis a endureceros para que podáis enfrentaros a ella, ojo, endureceros no ser insensibles. Por una especie de extraño equilibrio, aquellos que tuvieron una infancia difícil están generalmente mejor dotados para enfrentarse a la vida adulta que aquellos otros que disfrutaron de protección o de un exceso de cariño. Es una especie de ley de compensación. Más adelante tendréis hijos, y yo espero que vosotros los queráis y que ellos os quieran. En realidad, ellos os querrán si vosotros los queréis. Si no, traspasarán su amor o su afecto, su ternura, a otras personas o a otras cosas. Porque la vida está hecha de ese modo: no podemos vivir sin querer y ser queridos»
La Piel Dura (1976)
ay qué hermoso texto!y así es la vida,es imposible una vida equilibrada sin amar y ser amado.Y la película de Truffaut,k tal??
bss
Es un texto muy bonito. La vida (dejemos al margen lo de equilibrado) precisa del amor para tener sentido, ya lo dijo Lennon. La película es fantástica, Troyana. Descarnada, puro Truffaut. Si no la has visto trata de hacerlo, te gustará.
Besos.
tiene razón… por más jodido que resulte a veces no podemos vivir sin querer ni sin ser querid@s… yo sigo transpasando mi amor de persona en persona y de cosa en cosa… y me da miedo que por el camino… se vaya desgastando…
Vivir sin ser querido es lo más parecido al infierno. Vivir sin querer es, directamente, imposible.
Si has repartido amor ten por seguro que sigue allí dónde lo dejaste. No se desgastará. Y si algún día te hace falta, pide que te lo devuelvan en calidad de préstamo durante algún tiempo.
Se vive entre afectos; no podemos ir por ahí con el alma combada por el odio ni por el rencor ni por la desidia ni por el desencanto: todas esas palabras terribles, Álex. Se es maestro por muchas causas, pero no sabría decirte, yo que lo soy, como sabes, la mía. En todo caso está la de estar rodeado de niños porque yo, a ciencia muy cierta, todavía me tengo por niño. Y tenerlos alrededor durante cinco horas al día (mínimo) sirve para no abandonar eso del todo. Además está el placer de enseñar y de aprender al enseñar. Todo eso. Y el texto que pones es bonito: lo he leído dos o tres veces y me lo he copiado y pegado en un archivito. Porque sí. Abrazos, amigo. Muy grande el abrazo hoy.
Tengo la sensación de que los que no nos sale odiar nos estamos perdiendo parte de la fiesta. Odiar es algo de lo que siempre pude prescindir.
Vivir cada día rodeado de niños te impide crecer y apreciar las variables, Emilio. Una bendición de la que espero no prescindas jamás. Ayer leí a un empresario decir que pasó toda su vida tratando de ganar dinero hasta que se dio cuenta (un infarto tuvo la culpa) de que al final lo único importante es que alguien te quiera. «Sin nada llegamos y sin nada nos iremos», verdad bíblica.
Me chiflan los abrazos, ya lo sabes, y hace muchos meses que no recibo uno. Tomo el tuyo virtual, Emilio y te lo devuelvo. Grande, claro.