Fe…

En una escena de «Horizontes de Grandeza», Gregory Peck (un tipo del este) es ridiculizado tras rehusar montar un caballo salvaje. Su novia (Carroll Baker) se avergüenza públicamente de su cobardía y se lo reprocha delante de un grupo de curtidos vaqueros. Al llegar la noche, cuando nadie mire, Peck se enfrentará al caballo con la luna como único testigo. Vi aquella película de niño y grabé aquella escena en mi memoria. De hecho, he tenido tiempo de poner en práctica su filosofía: Lo que no se ve es lo realmente importante.

Cuatro años antes de que William Wyler rodase aquella película, la selección alemana de fútbol se enfrentaba a los húngaros mágicos de Puskas en la final del mundial de Suiza. Hungría llevaba más de cuatro años sin perder un partido. Alemania había tenido serios problemas para reunir un equipo tras las matanza de la II Guerra Mundial en la que la mayoría de sus jóvenes talentos había muerto. Todo el mundo odiaba a los alemanes; además de provocar aquella demencia una década antes, su fútbol era rugoso y poco vistoso. Sin embargo, ver jugar a los húngaros era como asistir al ballet.

En la primera fase del campeonato, Hungría había goleado a los alemanes (8-3), de modo que las apuestas tenían un único ganador. Los alemanes tenían miedo, ningún premio en caso de ganar y escaso orgullo. Las cartas estaban echadas.

El día antes del partido, Adi Dassler (propietario de una por entonces modesta empresa de calzado llamada Adidas), se presentó en el hotel del equipo alemán con un invento que él consideraba revolucionario: Botas con puas de aluminio en los tacos. Tras diversas pruebas, había comprobado que la estabilidad del jugador aumentaba en un campo de hierba, más en caso de lluvia. Los técnicos alemanes accedieron a probarlas siempre y cuando lloviera el día siguiente. Y llovió.

A los diez minutos ya ganaban los húngaros por dos goles a cero. Los alemanes lograron empatar en apenas ocho minutos. El marcador no se movió hasta que a seis minutos del final un delantero húngaro estrelló un balón en el palo. El contraataque alemán terminó en gol de Rahn tras resbalarse el defensa húngaro que debía evitar su remate. La épica se escribe casi siempre con tinta invisible.

Jules Rimet entregó la copa al capitán alemán en medio de un ambiente fúnebre. Pancho Puskas fue el único jugador húngaro en felicitar a sus rivales. Más tarde recordó que se sentía perdido entre aquellas jubilosas camisetas blancas…

«No podía creer que aquello estuviese pasando»

De vuelta a casa, los jugadores alemanes sabían que no cobrarían prima alguna por el improbable título ganado. Su federación ya les había advertido que no tenían modo de pagarles ya que las arcas estaban vacías. Nada más cruzar su tren la frontera alemana, el bullicio de la estación les hizo asomarse por las ventanas. Miles de personas les vitoreaban. Muchos les entregaban cestas de huevos y embutidos. Les presentaban a sus hijas y les invitaban a visitarles cuando quisieran. Así ocurrió en cada pueblo que visitaron hasta llegar a su destino. Un jugador alemán dijo:

«Pudimos ver a Sepp Herberger (entrenador del equipo) bajar del vagón con un cerdo sujeto a una correa. Fue algo increíble. Algunos dicen que devolvimos el orgullo al pueblo alemán, pero se equivocan. Les devolvimos la fe».



2 pensamientos en “Fe…

  1. Muy interesante eso de que lo verdaderamente importante es lo que no se ve…
    Yo esto del fútbol y los deportes en general, lo veo como una pequeña muleta que nos «sujeta»un poco al mundo.
    Horizontes de grandeza es una peliculaza y Gregory Peck y Charlton Heston están magníficos.
    Saludos

    • El fútbol fue un acto social que me ligó a mis amigos durante mi infancia y adolescencia. Luego perdió gas hasta quedar en lo que primero fue. Y el Barça siempre está ahí. A veces, como ayer, me hace feliz un ratito.

      Qué gran película, sí que lo es. Los actores están soberbios, tienes razón, pero ¿qué me dices de aquella banda sonora inolvidable?

      Saludos, Oli.

Deja una respuesta

Introduce tus datos o haz clic en un icono para iniciar sesión:

Logo de WordPress.com

Estás comentando usando tu cuenta de WordPress.com. Salir /  Cambiar )

Foto de Facebook

Estás comentando usando tu cuenta de Facebook. Salir /  Cambiar )

Conectando a %s